2 Crónicas 7; 2 Crónicas 8; 2 Crónicas 9; 2 Crónicas 10; 2 Crónicas 11; 2 Crónicas 12; 2 Crónicas 13; 2 Crónicas 14; 2 Crónicas 15; 2 Crónicas 16; 2 Crónicas 17; 2 Crónicas 18; 2 Crónicas 19; 2 Crónicas 20; 2 Crónicas 21; 2 Crónicas 22; 2 Crónicas 23; 2 Crónicas 24; 2 Crónicas 25; 2 Crónicas 26; 2 Crónicas 27; 2 Crónicas 28; 2 Crónicas 29; 2 Crónicas 30; 2 Crónicas 31; 2 Crónicas 32

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2 Crónicas 7

1 Dedicación del templo
Cuando Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo que consumió los sacrificios y las ofrendas quemadas, y la gloriosa presencia del Señor
llenó el templo.
2 Los sacerdotes no podían entrar en el templo del Señor
porque la gloriosa presencia del Señor
lo llenaba.
3 Cuando todos los israelitas vieron que el fuego descendía y que la gloriosa presencia del Señor
llenaba el templo, cayeron postrados rostro en tierra y adoraron y alabaron al Señor
diciendo:
«¡Él es bueno!
¡Su fiel amor perdura para siempre!».
4 Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios al Señor
.
5 El rey Salomón ofreció un sacrificio de veintidós mil cabezas de ganado y ciento veinte mil ovejas y cabras. Así el rey y todo el pueblo dedicaron el templo de Dios.
6 Los sacerdotes ocuparon sus puestos asignados al igual que los levitas, quienes cantaban: «¡Su fiel amor perdura para siempre!». Acompañaban el canto con la música de los instrumentos que el rey David había hecho para alabar al Señor
. Enfrente de los levitas, los sacerdotes hacían sonar las trompetas mientras todo Israel estaba de pie.
7 Luego Salomón consagró la parte central del atrio que está delante del templo del Señor
. Allí presentó las ofrendas quemadas y la grasa de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que había construido no alcanzaba para tantas ofrendas quemadas, ofrendas de grano y la grasa de los sacrificios.
8 Durante los siete días siguientes, Salomón y todo Israel celebraron el Festival de las Enramadas.
Se había reunido una gran multitud desde lugares tan lejanos como Lebo-hamat, en el norte, y el arroyo de Egipto, en el sur.
9 Al octavo día hicieron la ceremonia de clausura, porque habían celebrado la dedicación del altar durante siete días y el Festival de las Enramadas también por siete días.
10 Luego, al final de la celebración,
Salomón despidió al pueblo. Todos estaban llenos de alegría y muy contentos porque el Señor
había sido bueno con David, con Salomón y con su pueblo Israel.
11 Respuesta del Señor
a Salomón
Así que Salomón terminó de construir el templo del Señor
y también el palacio real. Llevó a cabo todo lo que había pensado hacer en la construcción del templo y del palacio.
12 Luego una noche el Señor
se le apareció a Salomón y le dijo:
«He oído tu oración y he elegido este templo como el lugar para que se realicen sacrificios.
13 Puede ser que a veces yo cierre los cielos para que no llueva o mande langostas para que devoren las cosechas o envíe plagas entre ustedes;
14 pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra.
15 Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar.
16 Pues he elegido este templo y lo he apartado para que sea santo, un lugar donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.
17 »En cuanto a ti, si me sigues fielmente como lo hizo tu padre David y obedeces todos mis mandatos, decretos y ordenanzas,
18 entonces yo estableceré tu dinastía en el trono. Pues hice este pacto con tu padre David cuando le dije: “Uno de tus descendientes siempre gobernará a Israel”.
19 »Sin embargo, si tú o tus descendientes me abandonan y desobedecen los decretos y los mandatos que les he dado, y sirven y rinden culto a otros dioses,
20 entonces yo desarraigaré al pueblo de la tierra que le he dado. Rechazaré este templo que hice santo para honrar mi nombre; haré que sea objeto de burla y de ridículo entre las naciones;
21 y aunque ahora este templo sea imponente, todos los que pasen por allí quedarán horrorizados. Preguntarán: “¿Por qué habrá hecho el Señor
cosas tan terribles a esta tierra y a este templo?”.
22 »Y la respuesta será: “Porque los israelitas abandonaron al Señor
, Dios de sus antepasados, quien los sacó de Egipto, y rindieron culto a otros dioses y se inclinaron ante ellos. Por esa razón les envió tantas calamidades”».
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2 Crónicas 8

1 Numerosos logros de Salomón
Salomón tardó veinte años en construir el templo del Señor
y su propio palacio real. Al cabo de ese tiempo,
2 Salomón dirigió su atención a la reconstrucción de las ciudades que le había dado el rey Hiram
y estableció israelitas en ellas.
3 Salomón también luchó contra la ciudad de Hamat de Soba y la conquistó.
4 Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y construyó ciudades en la región de Hamat como centros de almacenamiento.
5 Fortificó las ciudades de Bet-horón de arriba y Bet-horón de abajo, reconstruyó sus murallas e instaló portones con rejas.
6 También reconstruyó Baalat y otros centros de almacenamiento y construyó ciudades para sus carros de guerra y sus caballos.
Construyó todo lo que quiso en Jerusalén, en el Líbano y por todo su reino.
7 En esa tierra todavía había habitantes que no eran israelitas, entre los cuales se encontraban hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
8 Todos ellos eran descendientes de las naciones que el pueblo de Israel no había destruido. Entonces Salomón les impuso trabajo forzado y los hizo parte de sus trabajadores, y en esa condición trabajan hasta el día de hoy;
9 pero Salomón no obligó a ningún israelita a ser parte de sus trabajadores, sino que los puso a su servicio como soldados, oficiales en su ejército, y comandantes y conductores de sus carros de guerra.
10 El rey Salomón también designó a doscientos cincuenta de ellos para que supervisaran a los trabajadores.
11 Salomón trasladó a su esposa, la hija del faraón, de la Ciudad de David al palacio nuevo que le había edificado, y dijo: «Mi esposa no debe vivir en el palacio del rey David, porque allí ha estado el arca del Señor
y es tierra santa».
12 Luego Salomón presentó ofrendas quemadas al Señor
sobre el altar que le había construido frente a la antesala del templo.
13 Ofrecía sacrificios para los días de descanso, los festivales de luna nueva y los tres festivales anuales —la Pascua, el Festival de la Cosecha
y el Festival de las Enramadas— como Moisés había ordenado.
14 Para asignar las responsabilidades a los sacerdotes, Salomón siguió el reglamento de su padre David. También designó a los levitas para dirigir al pueblo en alabanza y para ayudar a los sacerdotes en sus tareas diarias. Designó porteros para cada puerta según sus divisiones, siguiendo las órdenes de David, hombre de Dios.
15 Salomón no se desvió en absoluto de las órdenes de David respecto a los sacerdotes, los levitas y los tesoros.
16 Así Salomón se aseguró de que todo el trabajo relacionado con la construcción del templo del Señor
se llevara a cabo, desde el día en que se echaron los cimientos hasta el día en que se terminó.
17 Tiempo después Salomón fue a Ezión-geber y a Elat,
puertos que están a la orilla del mar Rojo
en la tierra de Edom.
18 Hiram le envió barcos comandados por sus propios oficiales y tripulados por marineros expertos. Estos barcos navegaron hasta Ofir con los hombres de Salomón y regresaron con unas quince mil toneladas
de oro, que entregaron a Salomón.
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2 Crónicas 9

1 Visita de la reina de Saba
Cuando la reina de Saba se enteró de la fama de Salomón, viajó a Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó con un gran séquito de asistentes y una enorme caravana de camellos cargados con especias, grandes cantidades de oro y piedras preciosas.
2 Cuando se presentó ante Salomón, habló con él acerca de todo lo que ella tenía en mente. Salomón tenía respuestas para todas sus preguntas; nada le resultaba demasiado difícil de explicar.
3 Cuando la reina de Saba se dio cuenta de lo sabio que era Salomón y vio el palacio que él había construido,
4 quedó atónita. También estaba asombrada por la comida que se servía en las mesas del rey, por la forma en que estaban organizados sus funcionarios y la ropa espléndida que usaban, por los coperos y sus mantos, y por las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón en el templo del Señor
.
5 Entonces la reina exclamó: «¡Todo lo que oí en mi país acerca de tus logros
y de tu sabiduría es cierto!
6 Yo no creía lo que se dijo hasta que llegué aquí y lo vi con mis propios ojos. De hecho, ¡lo que había oído no refleja ni la mitad de tu sabiduría! Supera ampliamente lo que me habían dicho.
7 ¡Qué feliz debe estar tu pueblo! ¡Qué privilegio para tus funcionarios estar aquí en tu presencia día tras día, escuchando tu sabiduría!
8 Alabado sea el Señor
tu Dios, quien se deleita en ti y te ha puesto en el trono como rey para que gobiernes para él. Debido a que Dios ama a Israel y desea que este reino permanezca para siempre, te ha hecho rey sobre ellos para que puedas gobernar con justicia y rectitud».
9 Luego le regaló al rey cuatro mil kilos
de oro, grandes cantidades de especias y de piedras preciosas. Nunca antes hubo especias tan finas como las que la reina de Saba le regaló al rey Salomón.
10 (Además, las tripulaciones de Hiram y de Salomón trajeron oro desde Ofir, y también madera de sándalo rojo
y piedras preciosas.
11 Con el sándalo, el rey construyó escalones
para el templo del Señor
y para el palacio real, e hizo liras y arpas para los músicos. Nunca antes se habían visto cosas tan hermosas en Judá).
12 El rey Salomón le dio a la reina de Saba todo lo que ella pidió, regalos de mayor valor que los que ella le había entregado a él. Luego ella y todos sus acompañantes regresaron a su tierra.
13 Riqueza y esplendor de Salomón
Cada año Salomón recibía unos veintitrés mil kilos
de oro,
14 sin contar los ingresos adicionales que recibía de mercaderes y comerciantes. Además, todos los reyes de Arabia y los gobernantes de las provincias también le llevaban a Salomón oro y plata.
15 El rey Salomón fabricó doscientos escudos grandes de oro labrado a martillo; cada uno pesaba casi siete kilos.
16 También hizo trescientos escudos más pequeños de oro labrado a martillo; cada uno pesaba tres kilos y medio.
El rey colocó los escudos en el Palacio del Bosque del Líbano.
17 Luego el rey hizo un gran trono, decorado con marfil y revestido de oro puro.
18 El trono tenía seis escalones y un estrado de oro. A cada lado del asiento había apoyabrazos, y a cada lado del trono había una figura de león de pie.
19 Había también otros doce leones, uno en cada extremo de los seis escalones. ¡No había trono en todo el mundo que pudiera compararse con el de Salomón!
20 Todas las copas del rey Salomón eran de oro macizo, igual que todos los utensilios en el Palacio del Bosque del Líbano. No estaban hechos de plata porque en los tiempos de Salomón la plata no se consideraba de valor.
21 El rey tenía una flota de barcos mercantes
tripulada por marineros enviados por Hiram.
Una vez cada tres años, los barcos regresaban cargados de oro, plata, marfil, simios y pavos reales.
22 De modo que Salomón llegó a ser más rico y más sabio que cualquier otro rey de la tierra.
23 Reyes de todas las naciones lo visitaban para consultarlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado.
24 Año tras año, cada visitante le llevaba regalos de plata y oro, ropa, armas, especias, caballos y mulas.
25 Salomón tenía cuatro mil establos para sus caballos y carros de guerra, y doce mil caballos.
Los colocó en las ciudades designadas para guardar los carros y también cerca de él en Jerusalén.
26 Gobernaba a todos los reyes desde el río Éufrates,
en el norte, hasta la tierra de los filisteos y la frontera con Egipto, en el sur.
27 El rey hizo que en Jerusalén la plata fuera tan abundante como las piedras. Además, la valiosa madera de cedro era tan común como la higuera sicómoro que crece en las colinas de Judá.
28 Los caballos de Salomón se importaban de Egipto
y de muchos otros países.
29 Resumen del reinado de Salomón
Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, desde el principio hasta el fin, están registrados en
en
y también en
acerca de Jeroboam, hijo de Nabat.
30 Salomón gobernó en Jerusalén a todo Israel durante cuarenta años.
31 Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, la cual llevaba ese nombre por su padre. Luego su hijo Roboam lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 10

1 Rebelión de las tribus del norte
Roboam fue a Siquem, donde todo Israel se había reunido para proclamarlo rey.
2 Cuando Jeroboam, hijo de Nabat, se enteró de esto, regresó de Egipto, donde había huido para escapar del rey Salomón.
3 Entonces los líderes de Israel mandaron a llamar a Jeroboam, y él junto con todo Israel fueron a hablar con Roboam.
4 —Su padre fue un amo muy duro —le dijeron—. Alivie los trabajos tan pesados y los impuestos tan altos que su padre impuso sobre nosotros. Entonces seremos sus leales súbditos.
5 Roboam les respondió:
—Regresen en tres días y les daré una respuesta.
Entonces el pueblo se retiró.
6 Después el rey Roboam consultó el asunto con los ancianos que habían sido consejeros de su padre Salomón.
—¿Qué me aconsejan ustedes? —les preguntó—. ¿Cómo debo responder a este pueblo?
7 Los consejeros ancianos contestaron:
—Si se muestra bondadoso con este pueblo y hace todo lo posible por complacerlos y darles una respuesta favorable, ellos siempre serán sus leales súbditos.
8 Sin embargo, Roboam rechazó el consejo de los ancianos y pidió, en cambio, la opinión de los jóvenes que se habían criado con él y que ahora eran sus consejeros.
9 —¿Qué me aconsejan ustedes? —les preguntó—. ¿Cómo debo responder a esta gente que me pide que alivie las cargas que impuso mi padre?
10 Los jóvenes contestaron:
—Así debería responder a esos que se quejan de todo y que quieren una carga más liviana: “¡Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre!
11 Es cierto que mi padre les impuso cargas pesadas, ¡pero yo las haré aún más pesadas! ¡Mi padre los golpeaba con látigos, pero yo los azotaré con escorpiones!”.
12 Tres días después, Jeroboam y toda la gente regresaron para conocer la decisión de Roboam, tal como el rey había ordenado.
13 Entonces Roboam les habló con dureza, porque rechazó el consejo de los ancianos
14 y siguió el consejo de los más jóvenes. Así que le dijo al pueblo: «Mi padre les impuso
cargas pesadas, ¡pero yo las haré aún más pesadas! Mi padre los golpeaba con látigos, ¡pero yo los azotaré con escorpiones!».
15 Por lo tanto, el rey no prestó atención al pueblo. Este giro en la historia ocurrió por voluntad de Dios, porque cumplía el mensaje que el Señor
le había dado a Jeroboam, hijo de Nabat, por medio del profeta Ahías de Silo.
16 Cuando todos los israelitas se dieron cuenta
de que el rey no iba a hacerles caso, respondieron:
«¡Abajo la dinastía de David!
No nos interesa para nada el hijo de Isaí.
¡Regresa a tu casa, Israel!
Y tú, David, ¡cuida de tu propia casa!».
Entonces el pueblo de Israel regresó a casa;
17 pero Roboam siguió gobernando a los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.
18 Luego el rey Roboam envió a Adoniram,
quien estaba a cargo de los trabajadores, a restaurar el orden, pero el pueblo de Israel lo apedreó a muerte. Cuando el rey Roboam se enteró, enseguida subió a su carro de guerra y huyó a Jerusalén.
19 Hasta el día de hoy, las tribus del norte de Israel se han negado a ser gobernadas por un descendiente de David.
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2 Crónicas 11

1 Profecía de Semaías
Cuando Roboam llegó a Jerusalén, movilizó a los hombres de Judá y de Benjamín —ciento ochenta mil guerreros selectos— para pelear contra Israel y recuperar el reino.
2 Ahora bien, el Señor
le dijo a Semaías, hombre de Dios:
3 «Diles a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas de Judá y de Benjamín:
4 “Esto dice el Señor
: ‘No peleen contra sus parientes. ¡Regrese cada uno a su casa, porque lo que ha sucedido es obra mía!’”». Entonces ellos obedecieron el mensaje del Señor
y no pelearon contra Jeroboam.
5 Roboam fortifica Judá
Roboam permaneció en Jerusalén y fortificó varias ciudades para la defensa de Judá.
6 Fortificó Belén, Etam, Tecoa,
7 Bet-sur, Soco, Adulam,
8 Gat, Maresa, Zif,
9 Adoraim, Laquis, Azeca,
10 Zora, Ajalón y Hebrón. Estas fueron las ciudades fortificadas de Judá y de Benjamín.
11 Roboam reforzó sus defensas y estableció comandantes en ellas, y almacenó provisiones de alimento, aceite de oliva y vino.
12 También, como medida de seguridad adicional, puso escudos y lanzas en esas ciudades. Así que solo Judá y Benjamín quedaron bajo su control.
13 Todos los sacerdotes y levitas que vivían en las tribus del norte de Israel se aliaron con Roboam.
14 Los levitas incluso abandonaron sus pastizales y sus propiedades y se trasladaron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos no les permitían servir al Señor
como sacerdotes.
15 Jeroboam nombró a sus propios sacerdotes para servir en los santuarios paganos, donde rindieron culto a ídolos con forma de cabra y de becerro que él había hecho.
16 De todas las tribus de Israel, los que querían adorar de corazón al Señor
, Dios de Israel, siguieron a los levitas a Jerusalén, donde podían ofrecer sacrificios al Señor
, Dios de sus antepasados.
17 Esto fortaleció el reino de Judá, y durante tres años apoyaron a Roboam, hijo de Salomón, pues durante esos años ellos siguieron fielmente los pasos de David y de Salomón.
18 Familia de Roboam
Roboam se casó con su prima Mahalat, hija de Jerimot, quien era hijo de David y Abihail, hija de Eliab, hijo de Isaí.
19 Mahalat tuvo tres hijos: Jeús, Semarías y Zaham.
20 Tiempo después, Roboam se casó con otra prima, Maaca, hija de Absalón. Maaca dio a luz a Abías, Atai, Ziza y Selomit.
21 Roboam amó a Maaca más que a cualquiera de sus otras esposas y concubinas. En total, tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas que le dieron veintiocho hijos y sesenta hijas.
22 Roboam nombró líder entre los príncipes a Abías, hijo de Maaca, y así puso en claro que él sería el próximo rey.
23 Roboam actuó sabiamente dándoles a sus demás hijos responsabilidades y estableciendo a algunos en las ciudades fortificadas por todo Judá y Benjamín. Les dio abundantes provisiones y encontró muchas esposas para ellos.
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2 Crónicas 12

1 Egipto invade a Judá
Cuando Roboam estaba fuerte y firmemente establecido, abandonó la ley del Señor
y todo Israel lo siguió en este pecado.
2 Debido a que fueron infieles al Señor
, el rey Sisac de Egipto subió y atacó Jerusalén en el quinto año del reinado de Roboam.
3 Llegó con mil doscientos carros, sesenta mil caballos
y un ejército incontable de soldados de infantería, integrado por libios, suquienos y etíopes.
4 Sisac conquistó las ciudades fortificadas de Judá y luego avanzó para atacar a Jerusalén.
5 Entonces el profeta Semaías se reunió con Roboam y con los líderes de Judá, quienes habían huido a Jerusalén por causa de Sisac. Semaías les dijo:
—Esto dice el Señor
: “Ustedes me abandonaron, y por eso yo los abandono en manos de Sisac”.
6 Entonces los líderes de Israel y el rey se humillaron y dijeron:
—¡El Señor
es justo al hacer esto con nosotros!
7 Cuando el Señor
vio el cambio de actitud en ellos, le dio este mensaje a Semaías: «Puesto que el pueblo se ha humillado, no lo destruiré completamente y pronto le daré cierto alivio. No usaré a Sisac para derramar mi enojo sobre Jerusalén;
8 pero serán súbditos de Sisac, para que conozcan la diferencia entre servirme a mí y servir a los gobernantes terrenales».
9 Entonces el rey Sisac de Egipto subió y atacó Jerusalén. Saqueó los tesoros del templo del Señor
y del palacio real; robó todo, incluso los escudos de oro que Salomón había hecho.
10 Tiempo después, el rey Roboam los reemplazó con escudos de bronce y los confió al cuidado de los comandantes de la guardia, quienes protegían la entrada del palacio real.
11 Cada vez que el rey iba al templo del Señor
, los guardias llevaban los escudos y luego los devolvían al cuarto de guardia.
12 Como Roboam se humilló, se apartó el enojo del Señor
y no lo destruyó por completo. Aún quedaban algunas cosas buenas en la tierra de Judá.
13 Resumen del reinado de Roboam
El rey Roboam se estableció firmemente en Jerusalén y siguió gobernando. Tenía cuarenta y un años cuando subió al trono y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el Señor
había elegido entre todas las tribus de Israel como el lugar para honrar su nombre. Su madre era una mujer de Amón que se llamaba Naama.
14 Fue un rey malvado, porque no buscó al Señor
con todo el corazón.
15 Los demás acontecimientos del reinado de Roboam, desde el principio hasta el fin, están anotados en
y en
que forman parte del registro genealógico. Roboam y Jeroboam estaban constantemente en guerra el uno contra el otro.
16 Cuando Roboam murió, lo enterraron en la Ciudad de David. Luego su hijo Abías lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 13

1 Guerra entre Abías y Jeroboam
Abías comenzó a gobernar Judá en el año dieciocho del reinado de Jeroboam en Israel.
2 Reinó en Jerusalén tres años. Su madre se llamaba Maaca,
y era hija de Uriel de Guibeá.
Luego estalló la guerra entre Abías y Jeroboam.
3 Judá, dirigido por el rey Abías, entró en acción con un ejército de cuatrocientos mil guerreros selectos, mientras Jeroboam reunió una tropa selecta de ochocientos mil hombres de Israel.
4 Cuando el ejército de Judá llegó a la zona montañosa de Efraín, Abías, de pie sobre el monte Zemaraim, le gritó a Jeroboam y a todo Israel: «¡Escúchenme!
5 ¿No se dan cuenta de que el Señor
, Dios de Israel, hizo un pacto
duradero con David, y les dio a él y a sus descendientes el trono de Israel para siempre?
6 Sin embargo, Jeroboam, hijo de Nabat, un simple siervo de Salomón, hijo de David, se rebeló contra su amo.
7 Luego se le unió toda una banda de sinvergüenzas, quienes desafiaron a Roboam, hijo de Salomón, cuando todavía era joven y sin experiencia y no podía hacerles frente.
8 »¿Realmente creen que pueden oponerse al reino del Señor
el cual es dirigido por los descendientes de David? Puede que ustedes tengan un enorme ejército, y tienen esos becerros de oro que Jeroboam les hizo como dioses;
9 pero han expulsado a los sacerdotes del Señor
(los descendientes de Aarón) y a los levitas, y han nombrado a sus propios sacerdotes, al igual que las naciones paganas. ¡Hoy día ustedes permiten que cualquiera sea sacerdote! Quienquiera que se presente para ser dedicado y traiga un becerro y siete carneros puede llegar a ser un sacerdote de esos así llamados dioses de ustedes.
10 »Pero en cuanto a nosotros, el Señor
es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado. Solo los descendientes de Aarón sirven al Señor
como sacerdotes, y solo los levitas pueden ayudarlos en su trabajo.
11 Ellos presentan ofrendas quemadas e incienso aromático al Señor
cada mañana y cada tarde. Colocan el pan de la Presencia en la mesa sagrada y encienden cada noche el candelabro de oro. Nosotros seguimos las instrucciones del Señor
nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado.
12 Así que como pueden ver, Dios está con nosotros; él es nuestro líder. Sus sacerdotes tocan las trompetas y nos dirigen en batalla contra ustedes. ¡Oh pueblo de Israel, no luches contra el Señor
, Dios de tus antepasados, porque no tendrás éxito!».
13 Mientras tanto, Jeroboam había enviado en secreto una parte de su ejército para rodear por la retaguardia a los hombres de Judá y tenderles una emboscada.
14 Cuando los de Judá se dieron cuenta de que los estaban atacando por delante y por detrás, clamaron al Señor
por ayuda. Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas,
15 y los hombres de Judá empezaron a gritar. Al sonido de su grito de batalla, Dios derrotó a Jeroboam y a todo Israel. Los derrotó de forma aplastante delante de Abías y del ejército de Judá.
16 El ejército israelita huyó de Judá, y Dios lo entregó derrotado en sus manos.
17 Abías y su ejército les causaron grandes pérdidas; ese día murieron quinientos mil soldados selectos de Israel.
18 Así que Judá venció a Israel en esa ocasión porque confió en el Señor
, Dios de sus antepasados.
19 Abías y su ejército persiguieron a las tropas de Jeroboam y conquistaron algunas de sus ciudades, entre ellas Betel, Jesana y Efrón, junto con sus aldeas vecinas.
20 De modo que Jeroboam de Israel nunca recuperó su poder mientras vivió Abías, y finalmente el Señor
lo hirió y murió.
21 Mientras tanto, Abías de Judá se hizo cada vez más poderoso. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas.
22 Los demás acontecimientos del reinado de Abías, incluidos sus palabras y sus logros, están registrados en
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2 Crónicas 14

1 Primeros años del reinado de Asa
Cuando Abías murió, lo enterraron en la Ciudad de David. Después su hijo Asa lo sucedió en el trono. Hubo paz en la tierra durante diez años.
2 Asa hizo lo que era agradable y bueno a los ojos del Señor
su Dios.
3 Quitó los altares extranjeros y los santuarios paganos. Destruyó las columnas sagradas y derribó los postes dedicados a la diosa Asera.
4 Ordenó al pueblo de Judá que buscara al Señor
, Dios de sus antepasados, y que obedeciera su ley y sus mandatos.
5 Asa también quitó los santuarios paganos y los altares del incienso de cada una de las ciudades de Judá. Entonces el reino de Asa disfrutó un período de paz.
6 Durante los años de paz, Asa pudo reconstruir las ciudades fortificadas en todo Judá. Nadie estuvo en guerra contra él durante ese tiempo, porque el Señor
le daba descanso de sus enemigos.
7 Asa le dijo a la gente de Judá: «Construyamos y fortifiquemos ciudades con murallas, torres, puertas y barras. La tierra aún nos pertenece porque buscamos al Señor
nuestro Dios, y él nos ha dado paz en todo el territorio». Así que continuaron con estos proyectos hasta completarlos.
8 El rey Asa tenía un ejército de trescientos mil guerreros de la tribu de Judá, armados con grandes escudos y lanzas. También tenía un ejército de doscientos ochenta mil guerreros de la tribu de Benjamín, armados con arcos y escudos pequeños. Ambos ejércitos estaban constituidos por hombres de guerra bien entrenados.
9 Cierta vez un etíope
llamado Zera atacó a Judá con un ejército de un millón de soldados
y trescientos carros de guerra. Avanzaron hacia la ciudad de Maresa,
10 por eso Asa desplegó sus ejércitos para la batalla en el valle al norte de Maresa.
11 Entonces Asa clamó al Señor
su Dios: «¡Oh Señor
, nadie sino tú puede ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh Señor
nuestro Dios, porque solo en ti confiamos. Es en tu nombre que hemos salido contra esta inmensa multitud. ¡Oh Señor
, tú eres nuestro Dios; no dejes que simples hombres prevalezcan contra ti!».
12 Entonces el Señor
derrotó a los etíopes
en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó.
13 Asa y su ejército los persiguieron hasta Gerar, y cayeron tantos etíopes que no pudieron reagruparse. El Señor
y su ejército los destruyeron; y el ejército de Judá se llevó un enorme botín.
14 Mientras estaban en Gerar, atacaron todas las ciudades de la región, y un terror de parte del Señor
se apoderó de la gente. Como resultado, también se llevaron un enorme botín de esas ciudades.
15 Además, atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas, cabras y camellos antes de regresar a Jerusalén.
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2 Crónicas 15

1 Reformas religiosas de Asa
Luego el Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de Obed,
2 y salió al encuentro del rey Asa cuando este volvía de la batalla. «¡Escúcheme, Asa! —le gritó—. ¡Escuchen todos ustedes de Judá y de Benjamín! ¡El Señor
permanecerá con ustedes mientras ustedes permanezcan con él! Cada vez que lo busquen, lo encontrarán; pero si lo abandonan, él los abandonará a ustedes.
3 Por mucho tiempo los israelitas estuvieron sin el verdadero Dios, sin sacerdote que les enseñara y sin la ley que los instruyera;
4 pero cada vez que estaban en dificultades y se volvían al Señor
, Dios de Israel, y lo buscaban, lo encontraban.
5 »En esos tiempos oscuros no se podía viajar con seguridad y los problemas perturbaban a los habitantes de todos los países.
6 Nación luchaba contra nación, ciudad contra ciudad, porque Dios las afligía con todo tipo de dificultades;
7 pero en cuanto a ustedes, sean fuertes y valientes porque su trabajo será recompensado».
8 Cuando Asa oyó este mensaje de Azarías el profeta,
se armó de valor y quitó todos los ídolos detestables de la tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que había conquistado en la zona montañosa de Efraín. Además reparó el altar del Señor
que estaba frente a la antesala del templo del Señor
.
9 Después Asa convocó a todo el pueblo de Judá y de Benjamín, junto con la gente de Efraín, Manasés y Simeón que se había establecido entre ellos. Pues muchos de Israel se habían mudado a Judá durante el reinado de Asa cuando vieron que el Señor
su Dios estaba con él.
10 La gente se reunió en Jerusalén a fines de la primavera,
durante el año quince del reinado de Asa.
11 Ese día sacrificaron al Señor
setecientas cabezas de ganado y siete mil ovejas y cabras del botín que habían tomado en la batalla.
12 Luego hicieron un pacto de buscar al Señor
, Dios de sus antepasados, con todo el corazón y con toda el alma.
13 Decidieron que todo el que se negara a buscar al Señor
, Dios de Israel, sería ejecutado, fuera joven o anciano, hombre o mujer.
14 Con gran voz hicieron un juramento de lealtad al Señor
al estruendo de las trompetas y al fuerte toque de los cuernos de carnero.
15 Todos en Judá estaban contentos con el pacto, porque lo habían hecho de todo corazón. Con fervor buscaron a Dios y lo encontraron; y el Señor
les dio descanso de sus enemigos en todo el territorio.
16 El rey Asa quitó a su abuela
Maaca de su puesto de reina madre, porque ella había hecho un poste obsceno dedicado a la diosa Asera. Derribó el poste obsceno, lo hizo pedazos y lo quemó en el valle de Cedrón.
17 Aunque no se quitaron los santuarios paganos de Israel, el corazón de Asa se mantuvo totalmente fiel durante toda su vida.
18 Llevó al templo de Dios la plata, el oro y los diversos objetos que él y su padre habían dedicado.
19 Así que no hubo más guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.
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2 Crónicas 16

1 Últimos años del reinado de Asa
En el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa, rey de Israel, invadió Judá y fortificó Ramá para que nadie pudiera entrar ni salir del territorio del rey Asa en Judá.
2 En respuesta, Asa retiró la plata y el oro de los tesoros del templo del Señor
y del palacio real. Los envió al rey Ben-adad de Aram, quien gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje:
3 «Hagamos un tratado,
tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envío plata y oro. Rompe el tratado con el rey Baasa de Israel, para que me deje en paz».
4 Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan y Abel-bet-maaca
y todas las ciudades de almacenamiento de Neftalí.
5 Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurría, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y detuvo todo el trabajo.
6 Entonces el rey Asa convocó a todos los hombres de Judá para que transportaran las piedras de construcción y la madera que Baasa había estado usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar las ciudades de Geba y Mizpa.
7 En ese tiempo, Hananí el vidente fue a ver al rey Asa y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en lugar de confiar en el Señor
tu Dios, perdiste la oportunidad de destruir al ejército del rey de Aram.
8 ¿No recuerdas lo que les pasó a los etíopes
y a los libios y a su enorme ejército, junto con todos sus carros de guerra y los conductores?
En ese tiempo, confiaste en el Señor
, y él los entregó en tus manos.
9 Los ojos del Señor
recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en guerra!».
10 Asa se enojó tanto con Hananí por haberle dicho esto, que lo echó en la cárcel y lo puso en el cepo. En ese tiempo, Asa también comenzó a oprimir a algunos de su pueblo.
11 Resumen del reinado de Asa
Los demás acontecimientos del reinado de Asa, desde el principio hasta el fin, están registrados en
12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asa contrajo una enfermedad grave en los pies. A pesar de lo grave que era, no buscó la ayuda del Señor
, sino que recurrió exclusivamente a sus médicos.
13 Así que murió en el año cuarenta y uno de su reinado.
14 Lo enterraron en la tumba que había tallado para sí en la Ciudad de David. Fue puesto sobre una cama perfumada con especias dulces y ungüentos aromáticos, y la gente encendió una enorme hoguera funeraria en su honor.
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2 Crónicas 17

1 Josafat gobierna en Judá
Luego Josafat, hijo de Asa, lo sucedió en el trono, y fortaleció a Judá para hacerle frente a cualquier ataque de Israel.
2 Estableció tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá y asignó guarniciones adicionales en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había conquistado.
3 El Señor
estaba con Josafat porque siguió el ejemplo de los primeros años de su padre,
y no rindió culto a las imágenes de Baal.
4 Buscó al Dios de su padre y obedeció sus mandatos en lugar de seguir las prácticas malvadas del reino de Israel.
5 Por eso el Señor
estableció el dominio de Josafat sobre el reino de Judá. Todo el pueblo de Judá le llevaba regalos a Josafat, de modo que llegó a ser muy rico y gozó de gran estima.
6 Estaba profundamente comprometido con
los caminos del Señor
. Quitó en todo Judá los santuarios paganos y los postes dedicados a la diosa Asera.
7 En el tercer año de su reinado, Josafat envió a sus funcionarios a enseñar en todas las ciudades de Judá. Entre los funcionarios estaban Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías.
8 Junto con ellos envió levitas, incluidos Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías. También envió a los sacerdotes Elisama y Yoram.
9 Llevaron copias del libro de la ley del Señor
y recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando a la gente.
10 Entonces el temor del Señor
vino sobre todos los reinos vecinos para que ninguno de ellos quisiera declarar la guerra contra Josafat.
11 Algunos de los filisteos le llevaron regalos y plata como tributo, y los árabes le llevaron siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos chivos.
12 Entonces Josafat llegó a ser cada vez más poderoso y construyó fortalezas y ciudades de almacenamiento en todo el territorio de Judá.
13 Almacenó numerosas provisiones en las ciudades de Judá y estableció un ejército de soldados experimentados en Jerusalén.
14 Su ejército fue inscrito según los clanes patriarcales.
De Judá había una tropa de trescientos mil hombres, organizada en grupos de mil soldados, bajo el mando de Adnas.
15 El siguiente en mando era Johanán, quien comandaba doscientos ochenta mil soldados.
16 Le seguía Amasías, hijo de Zicri, que se había ofrecido para el servicio del Señor
, con doscientos mil soldados bajo su mando.
17 De Benjamín había una tropa de doscientos mil soldados equipados con arcos y escudos. Estaba al mando de Eliada, un soldado veterano.
18 El siguiente en mando era Jozabad, quien comandaba ciento ochenta mil hombres armados.
19 Estas eran las tropas establecidas en Jerusalén al servicio del rey, además de las que Josafat puso en las ciudades fortificadas en todo Judá.
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2 Crónicas 18

1 Josafat y Acab
Josafat disfrutó de muchas riquezas y de gran estima e hizo una alianza con Acab, rey de Israel, al dar a su hijo en matrimonio a la hija de Acab.
2 Unos años más tarde fue a Samaria para visitar a Acab, quien preparó un gran banquete para él y sus funcionarios. Mataron grandes cantidades de ovejas, cabras y ganado para la fiesta. Después Acab persuadió a Josafat para que se uniera a él para recuperar Ramot de Galaad.
3 —¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad? —preguntó el rey Acab de Israel al rey Josafat de Judá.
—¡Por supuesto! —contestó Josafat—. Tú y yo somos como uno solo, y mis tropas son tus tropas. Ciertamente nos uniremos a ti en batalla.
4 Entonces agregó:
—Pero primero averigüemos qué dice el Señor
.
5 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, cuatrocientos en total, y les preguntó:
—¿Debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir?
—¡Sí, adelante! —contestaron todos ellos—. Dios dará la victoria al rey.
6 Pero Josafat preguntó:
—¿Acaso no hay también un profeta
del Señor
aquí? Debemos hacerle la misma pregunta.
7 El rey de Israel contestó a Josafat:
—Hay un hombre más que podría consultar al Señor
por nosotros, pero lo detesto. ¡Nunca me profetiza nada bueno, solo desgracias! Se llama Micaías, hijo de Imla.
—¡Un rey no debería hablar de esa manera! —respondió Josafat—. Escuchemos lo que tenga que decir.
8 De modo que el rey de Israel llamó a uno de sus funcionarios y le dijo:
—¡Rápido! Trae a Micaías, hijo de Imla.
9 Micaías profetiza contra Acab
El rey Acab de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados en sus respectivos tronos en el campo de trillar que está cerca de la puerta de Samaria. Todos los profetas de Acab profetizaban allí, delante de ellos.
10 Uno de los profetas llamado Sedequías, hijo de Quenaana, hizo unos cuernos de hierro y proclamó:
—Esto dice el Señor
: ¡Con estos cuernos cornearás a los arameos hasta matarlos!
11 Todos los demás profetas estaban de acuerdo.
—Sí —decían—, sube a Ramot de Galaad y saldrás vencedor, porque ¡el Señor
dará la victoria al rey!
12 Mientras tanto, el mensajero que había ido a buscar a Micaías le dijo:
—Mira, todos los profetas le prometen victoria al rey. Ponte tú también de acuerdo con ellos y asegúrale que saldrá vencedor.
13 Pero Micaías respondió:
—Tan cierto como que el Señor
vive, solo diré lo que mi Dios diga.
14 Cuando Micaías se presentó ante el rey, Acab le preguntó:
—Micaías, ¿debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir?
Micaías le respondió con sarcasmo:
—¡Sí, sube y saldrás vencedor, tendrás la victoria sobre ellos!
15 Pero el rey le respondió con dureza:
—¿Cuántas veces tengo que exigirte que solo me digas la verdad cuando hables de parte del Señor
?
16 Entonces Micaías le dijo:
—En una visión, vi a todo Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y el Señor
dijo: “Han matado a su amo.
Envíalos a sus casas en paz”.
17 —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias.
18 Micaías continuó diciendo:
—¡Escucha lo que dice el Señor
! Vi al Señor
sentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda.
19 Entonces el Señor
dijo: “¿Quién puede seducir al rey Acab de Israel para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”.
»Hubo muchas sugerencias,
20 hasta que finalmente un espíritu se acercó al Señor
y dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”.
»“¿Cómo lo harás?”, preguntó el Señor
.
21 »El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”.
»“Tendrás éxito —dijo el Señor
—, adelante, hazlo”.
22 »Así que, como ves, el Señor
ha puesto un espíritu de mentira en la boca de tus profetas, porque el Señor
ha dictado tu condena.
23 Entonces Sedequías, hijo de Quenaana, se acercó a Micaías y le dio una bofetada.
—¿Desde cuándo el Espíritu del Señor
salió de mí para hablarte a ti? —le reclamó.
24 Y Micaías le contestó:
—¡Ya lo sabrás, cuando estés tratando de esconderte en algún cuarto secreto!
25 «¡Arréstenlo! —ordenó el rey de Israel—. Llévenlo de regreso a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás.
26 Denles la siguiente orden de parte del rey: “¡Metan a este hombre en la cárcel y no le den más que pan y agua hasta que yo regrese sano y salvo de la batalla!”».
27 Pero Micaías respondió: «¡Si tú regresas a salvo, eso significará que el Señor
no habló por medio de mí!». Entonces, dirigiéndose a los que estaban alrededor, agregó: «¡Todos ustedes, tomen nota de mis palabras!».
28 Muerte de Acab
Entonces Acab, rey de Israel, y Josafat, rey de Judá, dirigieron a sus ejércitos contra Ramot de Galaad.
29 El rey de Israel dijo a Josafat: «Cuando entremos en la batalla, yo me disfrazaré para que nadie me reconozca, pero tú ponte tus vestiduras reales». Así que el rey de Israel se disfrazó, y ambos entraron en la batalla.
30 A su vez, el rey de Aram había dado las siguientes órdenes a sus comandantes de carros de guerra: «Ataquen sólo al rey de Israel. ¡No pierdan tiempo con nadie más!».
31 Entonces, cuando los comandantes arameos de los carros vieron a Josafat en sus vestiduras reales, comenzaron a perseguirlo. «¡Allí está el rey de Israel!», gritaban; pero Josafat clamó, y el Señor
lo rescató. Dios lo ayudó, apartando a sus atacantes de él.
32 Tan pronto como los comandantes de los carros se dieron cuenta de que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.
33 Sin embargo, un soldado arameo disparó una flecha al azar hacia las tropas israelitas e hirió al rey de Israel entre las uniones de su armadura. «¡Da la vuelta
y sácame de aquí! —dijo Acab entre quejas y gemidos al conductor del carro—. ¡Estoy gravemente herido!».
34 La encarnizada batalla se prolongó todo ese día, y el rey de Israel se mantuvo erguido en su carro frente a los arameos. Por la tarde, justo cuando se ponía el sol, Acab murió.
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2 Crónicas 19

1 Josafat nombra jueces
Cuando el rey Josafat de Judá regresó a salvo a Jerusalén,
2 Jehú, hijo de Hananí el vidente, salió a recibirlo. «¿Por qué habrías de ayudar a los perversos y amar a los que odian al Señor
? —le preguntó al rey—. Debido a lo que has hecho, el Señor
está muy enojado contigo.
3 Sin embargo, hay algo bueno en ti porque quitaste los postes dedicados a la diosa Asera por todo el territorio y has decidido buscar a Dios».
4 Josafat vivía en Jerusalén pero solía salir a visitar a su gente, y recorría el territorio desde Beerseba hasta la zona montañosa de Efraín, para animar al pueblo a que volviera al Señor
, Dios de sus antepasados.
5 Nombró jueces en las ciudades fortificadas por toda la nación
6 y les dijo: «Piensen siempre con cuidado antes de pronunciar juicio. Recuerden que no juzgan para agradar a la gente sino para agradar al Señor
. Él estará con ustedes cuando entreguen el veredicto para cada caso.
7 Teman al Señor
y juzguen con integridad, porque el Señor
nuestro Dios no tolera que se tuerza la justicia ni que se muestre parcialidad ni que se acepte el soborno».
8 En Jerusalén Josafat nombró a algunos de los levitas y de los sacerdotes y de los jefes de clanes de Israel para que sirvieran como jueces en casos relacionados con las ordenanzas del Señor
y en los conflictos civiles.
9 Estas fueron las instrucciones que les dio: «Ustedes deben actuar siempre con el temor del Señor
, con fidelidad y con un corazón íntegro.
10 Cada vez que les llegue un caso de sus compatriotas que viven en ciudades distantes —ya sea de asesinato o de alguna otra violación de las leyes, los mandatos, los decretos y las ordenanzas de Dios— deben advertirles que no pequen contra el Señor
, para que no se enoje con ustedes ni con ellos. Procedan así y no serán culpables.
11 »Amarías, el sumo sacerdote, tendrá la última palabra en todos los casos que tengan que ver con el Señor
. Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la tribu de Judá, tendrá la última palabra en todos los casos civiles. Los levitas los ayudarán a asegurarse de que se haga justicia. Anímense y cumplan con sus deberes y que el Señor
esté con todos los que hacen lo correcto».
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2 Crónicas 20

1 Guerra con las naciones vecinas
Después de esto, los ejércitos de los moabitas y de los amonitas, y algunos meunitas
le declararon la guerra a Josafat.
2 Llegaron mensajeros e informaron a Josafat: «Un enorme ejército de Edom
marcha contra ti desde más allá del mar Muerto;
ya está en Hazezon-tamar» (este era otro nombre para En-gadi).
3 Josafat quedó aterrado con la noticia y le suplicó al Señor
que lo guiara. También ordenó a todos en Judá que ayunaran.
4 De modo que los habitantes de todas las ciudades de Judá fueron a Jerusalén para buscar la ayuda del Señor
.
5 Josafat se puso de pie ante la comunidad de Judá en Jerusalén, frente al nuevo atrio del templo del Señor
,
6 y oró diciendo: «Oh Señor
, Dios de nuestros antepasados, solo tú eres el Dios que está en el cielo. Tú eres el gobernante de todos los reinos de la tierra. Tú eres fuerte y poderoso. ¡Nadie puede hacerte frente!
7 Oh Dios nuestro, ¿acaso no expulsaste a los que vivían en esta tierra cuando llegó tu pueblo Israel? ¿Acaso no les diste esta tierra para siempre a los descendientes de tu amigo Abraham?
8 Tu pueblo se estableció aquí y construyó este templo para honrar tu nombre.
9 Ellos dijeron: “Cuando enfrentemos cualquier calamidad, ya sea guerra,
plagas o hambre, podremos venir a este lugar para estar en tu presencia ante este templo donde se honra tu nombre. Podremos clamar a ti para que nos salves y tú nos oirás y nos rescatarás”.
10 »Ahora mira lo que los ejércitos de Amón, Moab y del monte Seir están haciendo. Tú no permitiste que nuestros antepasados invadieran esas naciones cuando Israel salió de Egipto, así que las rodearon y no las destruyeron.
11 ¡Mira cómo nos pagan ahora, porque han venido para echarnos de tu tierra, la cual nos diste como herencia!
12 Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».
13 Mientras todos los hombres de Judá estaban de pie ante el Señor
junto con sus esposas, sus hijos y aun los niños pequeños,
14 el Espíritu del Señor
vino sobre uno de los hombres allí presentes. Se llamaba Jahaziel, hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, un levita, quien era un descendiente de Asaf.
15 Dijo: «¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el Señor
: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios.
16 Mañana, marchen contra ellos. Los encontrarán subiendo por la cuesta de Sis al extremo del valle que da al desierto de Jeruel.
17 Sin embargo, ustedes ni siquiera tendrán que luchar. Tomen sus posiciones; luego quédense quietos y observen la victoria del Señor
. Él está con ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén. No tengan miedo ni se desalienten. ¡Salgan mañana contra ellos, porque el Señor
está con ustedes!”».
18 Entonces el rey Josafat se inclinó rostro en tierra y todo el pueblo de Judá y de Jerusalén hizo lo mismo en adoración al Señor
.
19 Después los levitas de los clanes de Coat y de Coré se pusieron de pie para alabar a viva voz al Señor
, Dios de Israel.
20 Temprano a la mañana siguiente, el ejército de Judá salió al desierto de Tecoa. De camino, el rey Josafat se detuvo y dijo: «¡Escúchenme, habitantes de Judá y de Jerusalén! Crean en el Señor
su Dios y podrán permanecer firmes. Créanles a sus profetas y tendrán éxito».
21 Después de consultar con el pueblo, el rey nombró cantores que caminaran delante del ejército cantando al Señor
y alabándolo por su santo esplendor. Esto es lo que cantaban:
«¡Den gracias al Señor
;
su fiel amor perdura para siempre!».
22 Cuando comenzaron a cantar y a dar alabanzas, el Señor
hizo que los ejércitos de Amón, de Moab y del monte Seir comenzaran a luchar entre sí.
23 Los ejércitos de Moab y de Amón se volvieron contra sus aliados del monte Seir y mataron a todos y a cada uno de ellos. Después de destruir al ejército de Seir, empezaron a atacarse entre sí.
24 De modo que cuando el ejército de Judá llegó al puesto de observación en el desierto, no vieron más que cadáveres hasta donde alcanzaba la vista. Ni un solo enemigo había escapado con vida.
25 El rey Josafat y sus hombres salieron a recoger el botín. Encontraron una enorme cantidad de objetos, vestidos
y otros artículos valiosos, más de lo que podían cargar. ¡Había tanto botín que les llevó tres días solo para juntarlo!
26 Al cuarto día se reunieron en el valle de la Bendición,
el cual recibió ese nombre aquel día porque allí el pueblo alabó y agradeció al Señor
. Aún se conoce como valle de la Bendición hasta el día de hoy.
27 Luego todos los hombres volvieron a Jerusalén, con Josafat a la cabeza, rebosando de alegría porque el Señor
les había dado la victoria sobre sus enemigos.
28 Entraron a Jerusalén al son de arpas, liras y trompetas, y se dirigieron al templo del Señor
.
29 Cuando todos los reinos vecinos oyeron que el Señor
mismo había luchado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellos.
30 Así que el reino de Josafat tuvo paz, porque su Dios le había dado descanso por todo el territorio.
31 Resumen del reinado de Josafat
De manera que Josafat gobernó la tierra de Judá. Tenía treinta y cinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su madre era Azuba, hija de Silhi.
32 Josafat fue un buen rey, quien siguió los caminos de su padre Asa. Hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
.
33 Sin embargo, durante su reinado no quitó todos los santuarios paganos, y la gente nunca se comprometió por completo a seguir al Dios de sus antepasados.
34 Los demás acontecimientos del reinado de Josafat, desde el principio hasta el fin, están registrados en
el cual está incluido en
35 Tiempo después, Josafat, rey de Judá, hizo una alianza con el rey Ocozías de Israel, quien era un hombre muy perverso.
36 Juntos construyeron una flota de barcos mercantes
en el puerto de Ezión-geber.
37 Luego Eliezer, hijo de Dodava, de Maresa, profetizó contra Josafat y le dijo: «Por haberte aliado con el rey Ocozías, el Señor
destruirá tu labor». Así que los barcos naufragaron y nunca se hicieron a la mar.
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2 Crónicas 21

1 Yoram gobierna en Judá
Cuando murió Josafat, lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Después su hijo Yoram lo sucedió en el trono.
2 Los hermanos de Yoram —los otros hijos de Josafat— fueron Azarías, Jehiel, Zacarías, Azaryahu, Micael y Sefatías; todos estos fueron hijos de Josafat, rey de Judá.
3 Su padre había dado a cada uno de ellos regalos valiosos de plata, oro y objetos costosos, y también les dio algunas de las ciudades fortificadas de Judá; pero designó a Yoram para que fuera el siguiente rey porque era el hijo mayor.
4 Sin embargo, cuando Yoram se afianzó firmemente en el trono mató a todos sus hermanos y a algunos de los otros líderes de Judá.
5 Yoram tenía treinta y dos años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén ocho años.
6 Sin embargo, siguió el ejemplo de los reyes de Israel y fue tan perverso como el rey Acab, porque se había casado con una de las hijas de Acab. Así que Yoram hizo lo malo a los ojos del Señor
.
7 No obtante, el Señor
no quiso destruir la dinastía de David, porque había hecho un pacto con David y le había prometido que sus descendientes seguirían gobernando, como una lámpara que brilla para siempre.
8 Durante el reinado de Yoram, los edomitas se rebelaron contra Judá y coronaron a su propio rey.
9 Entonces Yoram marchó con todo su ejército y todos sus carros de guerra. Los edomitas rodearon a Yoram y a los comandantes de sus carros, pero él los atacó
de noche al abrigo de la oscuridad.
10 Aun así, Edom ha sido independiente de Judá hasta el día de hoy. La ciudad de Libna también se rebeló por ese mismo tiempo. Todo esto ocurrió porque Yoram había abandonado al Señor
, Dios de sus antepasados.
11 Había construido santuarios paganos en la zona montañosa de Judá y había inducido a la gente de Jerusalén y de Judá a apartarse del buen camino y a entregarse a dioses paganos.
12 Luego el profeta Elías le escribió la siguiente carta a Yoram:
«Esto dice el Señor
, Dios de tu antepasado David: “Tú no has seguido el buen ejemplo de tu padre, Josafat, ni el de tu abuelo Asa, rey de Judá.
13 En cambio, has sido tan perverso como los reyes de Israel. Has llevado al pueblo de Jerusalén y de Judá a rendir culto a los ídolos, tal como lo hizo el rey Acab en Israel. Incluso has matado a tus propios hermanos, hombres que eran mejores que tú.
14 Por eso ahora el Señor
está a punto de herirte con un fuerte golpe a ti, a tu pueblo, a tus hijos, a tus esposas y a todo lo que te pertenece.
15 Sufrirás una grave enfermedad abdominal que se empeorará cada día hasta que se te salgan los intestinos”».
16 Después el Señor
incitó a los filisteos y a los árabes, pueblos que vivían cerca de los etíopes,
para que atacaran a Yoram.
17 Marcharon contra Judá, derribaron sus defensas y se llevaron todo lo que había de valor en el palacio real, incluso a los hijos y a las esposas del rey. Solo quedó con vida Ocozías,
el menor de sus hijos.
18 Después de todo esto, el Señor
afligió a Yoram con una grave enfermedad intestinal.
19 Cada día empeoraba y, al cabo de dos años, se le salieron los intestinos por causa de la enfermedad y murió con terribles dolores. Su pueblo no hizo una gran hoguera funeraria para honrarlo, como se había hecho con sus antepasados.
20 Yoram tenía treinta y dos años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén ocho años. Nadie sintió pena cuando murió. Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no en el cementerio de los reyes.
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2 Crónicas 22

1 Ocozías gobierna en Judá
Entonces el pueblo de Jerusalén proclamó como siguiente rey a Ocozías, el hijo menor de Yoram, ya que bandas saqueadoras que llegaron con los árabes
habían matado a todos los hijos mayores. Por eso Ocozías, hijo de Yoram, reinó sobre Judá.
2 Ocozías tenía veintidós
años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén un año. Su madre se llamaba Atalía y era nieta del rey Omri.
3 Ocozías también siguió el mal ejemplo de la familia del rey Acab, porque su madre lo animaba a hacer lo malo.
4 Hizo lo malo a los ojos del Señor
, igual que la familia de Acab. Los parientes de Acab incluso llegaron a ser asesores de Ocozías después de la muerte de su padre y lo llevaron a la ruina.
5 Siguiendo su mal consejo, Ocozías se unió a Joram,
hijo de Acab, rey de Israel, en su guerra contra el rey Hazael de Aram, en Ramot de Galaad. Cuando los arameos hirieron a Joram en la batalla,
6 él regresó a Jezreel para recuperarse de las heridas que había recibido en Ramot.
Como Joram estaba herido, el rey Ocozías
de Judá fue a visitarlo a Jezreel.
7 Ahora bien, Dios había decidido que esta visita sería la ruina de Ocozías. Mientras estaba allí, Ocozías salió con Joram para encontrarse con Jehú, nieto de Nimsi,
a quien el Señor
había designado para destruir la dinastía de Acab.
8 Mientras Jehú llevaba a cabo el juicio contra la familia de Acab, por casualidad se encontró con algunos de los funcionarios de Judá y con parientes
de Ocozías que viajaban con él. Entonces Jehú los mató a todos.
9 Luego los hombres de Jehú buscaron a Ocozías y lo encontraron escondido en la ciudad de Samaria. Lo llevaron ante Jehú, quien lo mató. Ocozías recibió un entierro digno, porque la gente decía: «Era el nieto de Josafat, un hombre que buscó al Señor
con todo el corazón»; pero ninguno de los sobrevivientes de la familia de Ocozías estaba en condiciones de gobernar el reino.
10 La reina Atalía gobierna en Judá
Cuando Atalía, la madre del rey Ocozías de Judá, supo que su hijo había muerto, comenzó a aniquilar al resto de la familia real de Judá;
11 pero Josaba,
hermana de Ocozías e hija del rey Yoram, tomó a Joás, el hijo más pequeño de Ocozías, y lo rescató de entre los demás hijos del rey que estaban a punto de ser ejecutados. Josaba puso a Joás con su nodriza en un dormitorio. De esa manera Josaba, esposa del sacerdote Joiada y hermana de Ocozías, escondió al niño para que Atalía no pudiera asesinarlo.
12 Joás permaneció escondido en el templo de Dios durante seis años, mientras Atalía gobernaba el país.
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2 Crónicas 23

1 Rebelión contra Atalía
En el séptimo año del reinado de Atalía, el sacerdote Joiada decidió actuar. Se armó de valor e hizo un pacto con cinco comandantes del ejército: Azarías, hijo de Jeroham; Ismael, hijo de Johanán; Azarías, hijo de Obed; Maaseías, hijo de Adaía, y Elisafat, hijo de Zicri.
2 Estos hombres viajaron en secreto por todo Judá y convocaron a los levitas y a los jefes de clanes de todas las ciudades para que fueran a Jerusalén.
3 Entonces se reunieron frente al templo de Dios, donde hicieron un pacto solemne con Joás, el joven rey.
Joiada les dijo: «¡Aquí está el hijo del rey! ¡Ha llegado el momento para que él reine! El Señor
prometió que un descendiente de David sería nuestro rey.
4 Tienen que hacer lo siguiente: cuando ustedes, sacerdotes y levitas, empiecen el turno el día de descanso, una tercera parte de ustedes servirán como porteros;
5 otra tercera parte irá hasta el palacio real; y la otra tercera parte estará en la puerta de los Cimientos. Todos los demás deberán quedarse en los atrios del templo del Señor
.
6 Recuerden, solo los sacerdotes y los levitas de turno pueden entrar al templo del Señor
, porque han sido separados como santos. El resto del pueblo deberá obedecer las instrucciones del Señor
y permanecer fuera.
7 Ustedes levitas, formen una escolta alrededor del rey y tengan sus armas en la mano. Maten a cualquiera que intente entrar al templo. Quédense junto al rey vaya donde vaya».
8 De manera que los levitas y todo el pueblo de Judá hicieron todo tal como el sacerdote Joiada les había ordenado. Los comandantes se encargaron de los hombres que se presentaban para su turno ese día de descanso, así como los que terminaban el suyo. El sacerdote Joiada no permitió que ninguno se fuera a su casa después de haber terminado su turno.
9 Luego Joiada dio a los comandantes las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían pertenecido al rey David y estaban guardados en el templo de Dios.
10 Ubicó a todos los hombres alrededor del rey, con sus armas listas. Formaron una hilera desde el lado sur del templo hasta el lado norte y alrededor del altar.
11 Entonces Joiada y sus hijos sacaron a Joás, el hijo del rey, pusieron la corona sobre su cabeza y le entregaron una copia de las leyes de Dios.
Lo ungieron y lo proclamaron rey, y todos gritaron: «¡Viva el rey!».
12 Muerte de Atalía
Cuando Atalía oyó el ruido de la gente que corría y los gritos aclamando al rey, fue de prisa al templo del Señor
para ver qué pasaba.
13 Cuando llegó, vio al recién coronado rey de pie en el lugar de autoridad, junto a la columna de entrada al templo. Los comandantes y los trompetistas lo rodeaban, y gente de todo el reino celebraba y tocaba las trompetas. Los cantores, con instrumentos musicales, dirigían al pueblo en una gran celebración. Cuando Atalía vio todo esto, rasgó su ropa en señal de desesperación y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».
14 Después el sacerdote Joiada ordenó a los comandantes que estaban a cargo de las tropas: «Llévensela a los soldados que están de guardia frente al templo,
y maten a cualquiera que intente rescatarla». Pues el sacerdote había dicho: «No deben matarla dentro del templo del Señor
».
15 Por eso la agarraron y la llevaron a la entrada de la puerta de los Caballos, en el predio del palacio, y allí la mataron.
16 Reformas religiosas de Joiada
Luego Joiada hizo un pacto entre él mismo, el rey y el pueblo, de que serían el pueblo del Señor
.
17 Así que toda la gente fue al templo de Baal y entre todos lo destruyeron; demolieron los altares, destrozaron los ídolos y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente a los altares.
18 Entonces, siguiendo las instrucciones que había dado David, Joiada puso sacerdotes y levitas a cargo del templo del Señor
. También les ordenó que presentaran ofrendas quemadas al Señor
, como estaba establecido en la ley de Moisés, y que cantaran y se alegraran tal como David había instruido.
19 También colocó porteros en las puertas del templo del Señor
para impedir la entrada a todo aquel que, por cualquier motivo, estuviera ceremonialmente impuro.
20 Después los comandantes, los nobles, los gobernantes y toda la gente del reino escoltaron al rey desde el templo del Señor
; pasaron por la puerta superior, entraron al palacio y sentaron al rey en el trono real.
21 Toda la gente del reino se alegró, y la ciudad estaba tranquila porque Atalía había sido ejecutada.
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2 Crónicas 24

1 Joás repara el templo
Joás tenía siete años de edad cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cuarenta años. Su madre se llamaba Sibia y era de Beerseba.
2 Joás hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
mientras vivió el sacerdote Joiada.
3 Joiada eligió dos esposas para Joás, y tuvo hijos e hijas.
4 En un momento dado, Joás decidió reparar y restaurar el templo del Señor
.
5 Mandó llamar a los sacerdotes y a los levitas y les dio las siguientes instrucciones: «Vayan a todas las ciudades de Judá y recojan las ofrendas requeridas anualmente, para que podamos reparar el templo de su Dios. ¡No se demoren!»; pero los levitas no actuaron de inmediato.
6 Entonces el rey mandó llamar al sumo sacerdote Joiada y le preguntó: «¿Por qué no has exigido a los levitas que salgan a recaudar los impuestos del templo en las ciudades de Judá y en Jerusalén? Moisés, el siervo del Señor
, impuso a la comunidad de Israel este impuesto para el mantenimiento del tabernáculo del pacto
».
7 A través de los años, los seguidores de la perversa Atalía habían forzado la entrada al templo de Dios y habían usado todos los objetos consagrados del templo del Señor
para rendir culto a las imágenes de Baal.
8 Por esa razón, el rey ordenó que se hiciera un cofre y se colocara fuera de la puerta que conducía al templo del Señor
.
9 Luego envió un edicto por todo Judá y Jerusalén para que el pueblo trajera al Señor
el impuesto que Moisés, el siervo de Dios, había exigido de los israelitas en el desierto.
10 Esto agradó a todos los líderes y al pueblo, y con gusto llevaron su dinero y lo pusieron en el cofre hasta llenarlo.
11 Cada vez que el cofre se llenaba, los levitas lo llevaban a los funcionarios del rey. Entonces se presentaban el secretario de la corte y un oficial del sumo sacerdote para vaciar el cofre y luego llevarlo de regreso al templo. Así fue día tras día, por lo tanto, se recogió una gran cantidad de dinero.
12 El rey y Joiada entregaban el dinero a los supervisores de la construcción, quienes contrataron albañiles y carpinteros para restaurar el templo del Señor
. También contrataron herreros que hicieron objetos de hierro y de bronce para el templo del Señor
.
13 Los hombres que estaban a cargo de la restauración trabajaron arduamente y la obra siguió progresando. Restauraron el templo de Dios de acuerdo con el diseño original y lo reforzaron.
14 Cuando terminaron con todas las reparaciones, llevaron el dinero que sobró al rey y a Joiada. Este dinero se utilizó para hacer diversos objetos para el templo del Señor
: objetos para los servicios de adoración y para las ofrendas quemadas, entre ellos cucharones y otros objetos hechos de oro y de plata. Mientras vivió el sacerdote Joiada, continuamente sacrificaron ofrendas quemadas en el templo del Señor
.
15 Joiada vivió hasta una edad muy avanzada y finalmente murió a los ciento treinta años.
16 Lo enterraron con los reyes en la Ciudad de David, porque había hecho mucho bien en Israel para Dios y su templo.
17 Se revocan las reformas de Joiada
Después de la muerte de Joiada, los líderes de Judá fueron y se inclinaron ante el rey Joás y lo persuadieron para que escuchara sus consejos.
18 ¡Decidieron abandonar el templo del Señor
, Dios de sus antepasados y, en cambio, rindieron culto a ídolos y a los postes dedicados a la diosa Asera! A causa de este pecado, el enojo divino cayó sobre Judá y Jerusalén.
19 Sin embargo, el Señor
envió profetas para que el pueblo se volviera a él. Los profetas advirtieron al pueblo, pero aun así ellos no quisieron escuchar.
20 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo de Joiada el sacerdote. Se puso de pie delante del pueblo y dijo: «Esto dice Dios: “¿Por qué desobedecen los mandatos del Señor
e impiden su propia prosperidad? ¡Ustedes han abandonado al Señor
, y ahora él los ha abandonado a ustedes!”».
21 Entonces los líderes tramaron matar a Zacarías, y el rey Joás ordenó que lo mataran a pedradas en el atrio del templo del Señor
.
22 Así fue como el rey Joás pagó a Joiada por su lealtad: mató a su hijo. Las últimas palabras de Zacarías al morir fueron: «¡Que el Señor
vea lo que ellos hacen y vengue mi muerte!».
23 Fin del reinado de Joás
En la primavera de ese año
el ejército arameo marchó contra Joás. Invadieron a Judá y a Jerusalén y mataron a todos los líderes de la nación. Luego enviaron todo el botín a su rey en Damasco.
24 Aunque los arameos atacaron con solo un ejército pequeño, el Señor
los ayudó a vencer al ejército mucho más grande de Judá. El pueblo de Judá había abandonado al Señor
, Dios de sus antepasados, y por eso se llevó a cabo juicio sobre Joás.
25 Los arameos se retiraron y dejaron a Joás gravemente herido, pero sus propios oficiales conspiraron para matarlo por haber asesinado al hijo
de Joiada, el sacerdote; lo asesinaron mientras estaba en su cama. Luego lo enterraron en la Ciudad de David, pero no en el cementerio de los reyes.
26 Los asesinos eran Josacar,
hijo de una mujer amonita llamada Simeat, y Jozabad, hijo de una mujer moabita llamada Somer.
27 El relato sobre los hijos de Joás, las profecías acerca de él y el registro de la restauración del templo de Dios están escritos en
Su hijo Amasías lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 25

1 Amasías gobierna en Judá
Amasías tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Joadín
y era de Jerusalén.
2 Amasías hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
, pero no de todo corazón.
3 Cuando Amasías se afianzó en el trono, ejecutó a los oficiales que habían asesinado a su padre.
4 Sin embargo, no mató a los hijos de los asesinos porque obedeció el mandato del Señor
que Moisés había escrito en el libro de la ley: «Los padres no tienen que morir por los pecados de sus hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de sus padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos»
.
5 Después Amasías organizó al ejército, y designó generales y capitanes
para todo Judá y Benjamín. Hizo un censo y descubrió que tenía un ejército de trescientos mil soldados selectos, hombres de veinte años o más, todos entrenados en el uso de la lanza y el escudo.
6 También pagó alrededor de tres mil cuatrocientos kilos
de plata para contratar de Israel cien mil hombres de guerra con experiencia.
7 Entonces un hombre de Dios se presentó ante él y le dijo:
—Su Majestad, no contrate tropas de Israel porque el Señor
no está con Israel. ¡Él no ayudará a esa gente de Efraín!
8 Si usted permite que ellos vayan a la batalla junto con sus tropas, ustedes serán derrotados por el enemigo sin importar qué tan bien peleen. Dios los derribará, porque él tiene el poder para ayudarlos o para hacerlos tropezar.
9 Amasías le preguntó al hombre de Dios:
—¿Pero qué de toda esa plata que pagué para contratar al ejército de Israel?
El hombre de Dios contestó:
—¡El Señor
puede darle a usted mucho más que eso!
10 Así que Amasías dio de baja a las tropas que había contratado y las envió de regreso a Efraín. En consecuencia se enojaron con Judá y regresaron enfurecidos a sus casas.
11 Luego Amasías se armó de valor y dirigió a su ejército al valle de la Sal, donde mataron a diez mil soldados edomitas de Seir.
12 Capturaron a otros diez mil, los llevaron hasta el borde de un precipicio y desde allí los despeñaron. Al caer sobre las rocas abajo, se hicieron pedazos.
13 Mientras tanto, las tropas contratadas que Amasías había enviado de regreso hicieron incursiones en varias ciudades de Judá entre Samaria y Bet-horón. Mataron a tres mil personas y se llevaron un gran botín.
14 Cuando el rey Amasías regresó de masacrar a los edomitas, trajo consigo los ídolos que le había quitado a la gente de Seir. ¡Los puso como sus propios dioses, se inclinó ante ellos y les ofreció sacrificios!
15 Esto hizo enojar mucho al Señor
, quien le envió un profeta para que le preguntara:
—¿Por qué acudes a dioses que ni siquiera pudieron salvar a su propio pueblo de tu mano?
16 Pero el rey lo interrumpió y le dijo:
—¿Desde cuándo te nombré consejero del rey? ¡Cállate antes de que te mande matar!
El profeta no insistió más pero hizo esta advertencia:
—Yo sé que Dios ha decidido destruirte porque has hecho esto y te negaste a aceptar mi consejo.
17 Después de consultar con sus consejeros, el rey Amasías de Judá envió a Yoás,
rey de Israel, hijo de Joacaz y nieto de Jehú, el siguiente desafío: «¡Ven y enfréntate conmigo en batalla!»
.
18 Entonces el rey Yoás de Israel respondió a Amasías, rey de Judá, con el siguiente relato: «En las montañas del Líbano, un cardo le envió un mensaje a un poderoso cedro: “Entrega a tu hija en matrimonio a mi hijo”; pero en ese momento, un animal salvaje del Líbano pasó por allí, ¡pisó el cardo y lo aplastó!
19 »Tú dices: “He derrotado a Edom”, y estás muy orgulloso de eso; pero mi consejo es que te quedes en casa. ¿Para qué causar problemas que solo te traerán calamidad a ti y al pueblo de Judá?».
20 Sin embargo, Amasías no le hizo caso, porque Dios estaba decidido a destruirlo por haber recurrido a los dioses de Edom.
21 Entonces Yoás, rey de Israel, movilizó a su ejército contra Amasías, rey de Judá. Los dos ejércitos se pusieron en pie de guerra en Bet-semes, en Judá.
22 El ejército de Israel venció de manera aplastante a Judá, y sus soldados se dispersaron y huyeron a sus casas.
23 En Bet-semes, el rey Yoás de Israel capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás y nieto de Ocozías. Después lo llevó a Jerusalén, donde demolió ciento ochenta metros
de la muralla de la ciudad, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina.
24 Se llevó todo el oro y la plata, y todos los objetos del templo de Dios que habían estado al cuidado de Obed-edom. También se apoderó de los tesoros del palacio real y tomó rehenes; luego regresó a Samaria.
25 Amasías, rey de Judá, vivió quince años más después de la muerte del rey Yoás de Israel.
26 Los demás acontecimientos del reinado de Amasías, desde el principio hasta el fin, están registrados en
.
27 Después que Amasías se alejó del Señor
hubo una conspiración en Jerusalén contra su vida, y el rey huyó a Laquis; pero sus enemigos mandaron a unos asesinos tras él, y allí lo mataron.
28 Llevaron su cuerpo sobre un caballo y lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David.
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2 Crónicas 26

1 Uzías gobierna en Judá
Todo el pueblo de Judá había coronado a Uzías, hijo de Amasías, quien tenía dieciséis años de edad, para que reinara en lugar de su padre.
2 Después de la muerte de su padre, Uzías reconstruyó la ciudad de Elat
y la restituyó a Judá.
3 Uzías tenía dieciséis años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén.
4 El rey hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
, así como su padre Amasías.
5 Uzías buscó a Dios en el tiempo de Zacarías, quien le enseñó a temer a Dios;
y mientras el rey buscó la dirección del Señor
, Dios le dio éxito.
6 Uzías declaró la guerra a los filisteos y derribó las murallas de Gat, Jabnia y Asdod. Luego construyó nuevas ciudades en la región de Asdod y en otras partes de Filistea.
7 Dios lo ayudó en las guerras contra los filisteos, en sus batallas contra los árabes de Gur
y en sus guerras contra los meunitas.
8 Los meunitas
le pagaban un tributo anual, y la fama del rey se extendió incluso hasta Egipto, porque había llegado a ser muy poderoso.
9 Uzías construyó torres fortificadas en Jerusalén en la puerta de la Esquina, en la puerta del Valle y en el ángulo de la muralla.
10 También construyó fuertes en el desierto y cavó muchas cisternas de agua, porque tenía grandes manadas de animales en las colinas de Judá
y en las llanuras. También era un hombre que amaba la tierra. Tenía muchos trabajadores que cuidaban de sus granjas y de sus viñedos, tanto en las laderas como en los valles fértiles.
11 Uzías tenía un ejército de guerreros bien entrenados, listos para marchar a la batalla, unidad por unidad. Este ejército había sido reunido y organizado por Jeiel, el secretario del ejército, y por su ayudante Maaseías. Estaban bajo el mando de Hananías, uno de los funcionarios del rey.
12 Estos regimientos de poderosos guerreros eran comandados por dos mil seiscientos jefes de clanes.
13 El ejército estaba formado por 307.500 hombres, todos soldados selectos. Estaban preparados para ayudar al rey contra cualquier enemigo.
14 Uzías proveyó a todo el ejército de escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y piedras para hondas.
15 También edificó estructuras sobre las murallas de Jerusalén, diseñadas por expertos para proteger a los que disparaban flechas y lanzaban grandes piedras
desde las torres y las esquinas de la muralla. Su fama se extendió por todas partes porque el Señor
le dio maravillosa ayuda, y llegó a ser muy poderoso.
16 Pecado y castigo de Uzías
Pero cuando llegó a ser poderoso, Uzías también se volvió orgulloso, lo cual resultó en su ruina. Pecó contra el Señor
su Dios cuando entró al santuario del templo del Señor
y personalmente quemó incienso sobre el altar del incienso.
17 Azarías, el sumo sacerdote, fue tras él junto con ochenta sacerdotes del Señor
, todos ellos hombres valientes.
18 Enfrentaron al rey Uzías y le dijeron: «No es a usted, Uzías, a quien corresponde quemar incienso al Señor
. Eso es función exclusiva de los sacerdotes, los descendientes de Aarón, los cuales son apartados para este servicio. Salga del santuario, porque ha pecado. ¡El Señor
Dios no le honrará por esto!».
19 Uzías, que tenía en sus manos un recipiente para quemar incienso, se puso furioso; y mientras expresaba su rabia contra los sacerdotes, ante el altar del incienso en el templo del Señor
, de pronto le brotó lepra
en la frente.
20 Cuando Azarías, el sumo sacerdote, y los demás sacerdotes vieron la lepra, lo sacaron del templo a toda prisa. El propio rey estaba ansioso por salir porque el Señor
lo había herido.
21 De modo que el rey Uzías tuvo lepra hasta el día de su muerte. Vivió aislado en una casa aparte, porque fue excluido del templo del Señor
. Su hijo Jotam quedó encargado del palacio real y él gobernaba a los habitantes del reino.
22 Los demás acontecimientos del reinado de Uzías, desde el principio hasta el fin, están registrados por el profeta Isaías, hijo de Amoz.
23 Cuando Uzías murió, lo enterraron con sus antepasados; su tumba estaba en un cementerio cercano que pertenecía a los reyes, porque el pueblo decía: «Tenía lepra». Su hijo Jotam lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 27

1 Jotam gobierna en Judá
Jotam tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Su madre se llamaba Jerusa y era hija de Sadoc.
2 Jotam hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
. Hizo todo lo que había hecho su padre Uzías, solo que Jotam no pecó porque no entró en el templo del Señor
; pero el pueblo continuó con sus prácticas corruptas.
3 Jotam reconstruyó la puerta superior del templo del Señor
. También hizo extensas reparaciones en la muralla en la colina de Ofel.
4 Edificó ciudades en la zona montañosa de Judá y construyó fortalezas y torres en las zonas boscosas.
5 Jotam entró en guerra contra los amonitas y los venció. Durante los tres años siguientes recibió de ellos un tributo anual de 3400 kilos
de plata, 2.200.000 kilos de trigo, y 2.200.000 kilos de cebada.
6 El rey Jotam llegó a ser muy poderoso porque procuró vivir en obediencia al Señor
su Dios.
7 Los demás acontecimientos del reinado de Jotam, incluidas todas sus guerras y demás actividades, están registrados en
8 Tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años.
9 Cuando Jotam murió, lo enterraron en la Ciudad de David, y su hijo Acaz lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 28

1 Acaz gobierna en Judá
Acaz tenía veinte años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén dieciséis años. Él no hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
, como sí lo había hecho su antepasado David.
2 En cambio, siguió el ejemplo de los reyes de Israel. Fundió imágenes de metal para rendir culto a Baal.
3 Ofreció sacrificios en el valle de Ben-hinom y hasta sacrificó a sus hijos en el fuego.
De esta manera, siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el Señor
había expulsado de la tierra al paso de los israelitas.
4 Ofreció sacrificios y quemó incienso en los santuarios paganos, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso.
5 Por todo eso, el Señor
su Dios permitió al rey de Aram que derrotara a Acaz y que desterrara a Damasco a un gran número de habitantes de su pueblo. Los ejércitos del rey de Israel también derrotaron a Acaz y causaron muchas bajas en su ejército.
6 En un solo día Peka, hijo de Remalías y rey de Israel, mató a ciento veinte mil soldados de Judá —todos ellos guerreros con experiencia—, porque habían abandonado al Señor
, Dios de sus antepasados.
7 Luego Zicri, un guerrero de Efraín, mató a Maaseías, el hijo del rey; a Azricam, el comandante del palacio del rey; y a Elcana, el segundo en autoridad después del rey.
8 Los ejércitos de Israel capturaron a mujeres y niños de Judá, un total de doscientos mil, también tomaron un enorme botín, y se llevaron todo a Samaria.
9 Ahora bien, un profeta del Señor
llamado Obed estaba allí en Samaria cuando el ejército de Israel volvía. Salió a su encuentro y dijo: «El Señor
, Dios de sus antepasados, estaba enojado con Judá y por eso les permitió derrotarlos; pero ustedes se han excedido, los han matado sin compasión y todo el cielo está perturbado.
10 Ahora planean hacer esclavos a esta gente de Judá y de Jerusalén. ¿Y qué de sus propios pecados contra el Señor
su Dios?
11 Escúchenme y devuelvan a los prisioneros que han tomado, porque son sus propios parientes. ¡Tengan cuidado, porque ahora la ira feroz del Señor
se ha vuelto contra ustedes!».
12 Entonces algunos líderes de Israel
—Azarías, hijo de Johanán; Berequías, hijo de Mesilemot; Ezequías, hijo de Salum y Amasa, hijo de Hadlai— estuvieron de acuerdo con esto y se enfrentaron a los hombres que regresaban de la batalla.
13 «¡No deben traer aquí a los prisioneros! —exclamaron—. ¡De ninguna manera nos conviene aumentar nuestros pecados y culpas! Nuestra culpa ya es muy grande, y la ira feroz del Señor
ya se ha vuelto contra Israel».
14 Entonces los guerreros pusieron en libertad a los prisioneros y entregaron el botín en presencia de los líderes y de todo el pueblo.
15 Luego los cuatro hombres recién mencionados por nombre pasaron adelante y les repartieron ropa del botín a los prisioneros que estaban desnudos. Los proveyeron de ropa y sandalias, les dieron suficiente comida y bebida, y les cubrieron las heridas con aceite de oliva. A los que estaban débiles los montaron en burros y llevaron a todos los prisioneros de regreso a su propia gente en Jericó, la ciudad de las palmeras. Después regresaron a Samaria.
16 Acaz cierra el templo
En ese tiempo el rey Acaz de Judá pidió ayuda al rey de Asiria.
17 Los ejércitos de Edom habían invadido nuevamente Judá y habían tomado prisioneros.
18 Por su parte, los filisteos habían asaltado las ciudades de Judá situadas en las colinas
y en el Neguev. Ya habían tomado y ocupado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas.
19 El Señor
estaba humillando a Judá por causa de Acaz, rey de Judá,
pues este había incitado a su pueblo a que pecara y le había sido totalmente infiel al Señor
.
20 Así que cuando llegó Tiglat-pileser,
rey de Asiria, atacó a Acaz en lugar de ayudarlo.
21 Acaz tomó objetos valiosos del templo del Señor
, del palacio real y de las casas de los funcionarios y se los entregó al rey de Asiria como tributo; pero no le sirvió de nada.
22 Aun durante este tiempo de dificultades, el rey Acaz siguió rechazando al Señor
.
23 Ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían vencido, porque dijo: «Puesto que estos dioses ayudaron a los reyes de Aram, me ayudarán a mí también si les ofrezco sacrificios»; pero en lugar de ayudarlo, lo llevaron a la ruina a él y a todo Judá.
24 El rey tomó varios objetos del templo de Dios y los hizo pedazos. Cerró las puertas del templo del Señor
para que allí nadie pudiera adorar y levantó altares a dioses paganos en cada esquina de Jerusalén.
25 Construyó santuarios paganos en todas las ciudades de Judá para ofrecer sacrificios a otros dioses. De esa manera provocó el enojo del Señor
, Dios de sus antepasados.
26 Los demás acontecimientos del reinado de Acaz y todo lo que hizo, desde el principio hasta el fin, están registrados en
.
27 Cuando Acaz murió, lo enterraron en Jerusalén pero no en el cementerio de los reyes de Judá. Luego su hijo Ezequías lo sucedió en el trono.
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2 Crónicas 29

1 Ezequías gobierna en Judá
Ezequías tenía veinticinco años cuando subió al trono de Judá y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abías, hija de Zacarías.
2 Él hizo lo que era agradable a los ojos del Señor
, igual que su antepasado David.
3 Ezequías vuelve a abrir el templo
En el primer mes del primer año de su reinado, Ezequías reabrió las puertas del templo del Señor
y las reparó.
4 Convocó a los sacerdotes y a los levitas a encontrarse con él en el atrio al oriente del templo.
5 Les dijo: «¡Levitas, escúchenme! Purifíquense ustedes y purifiquen el templo del Señor
, Dios de sus antepasados. Quiten del santuario todos los objetos contaminados.
6 Nuestros antepasados fueron infieles e hicieron lo malo a los ojos del Señor
nuestro Dios. Abandonaron al Señor
y el lugar donde él habita; le dieron la espalda.
7 También cerraron las puertas de la antesala del templo y apagaron las lámparas. Dejaron de quemar incienso y de presentar ofrendas quemadas en el santuario del Dios de Israel.
8 »Por eso el enojo del Señor
ha caído sobre Judá y Jerusalén. Él los hizo objeto de espanto, horror y ridículo, como ustedes pueden ver con sus propios ojos.
9 Debido a eso, nuestros padres murieron en batalla, y nuestros hijos, hijas y esposas fueron capturados;
10 pero ahora haré un pacto con el Señor
, Dios de Israel, para que su ira feroz se aparte de nosotros.
11 Hijos míos, ¡no descuiden más sus responsabilidades! El Señor
los ha elegido para que estén en su presencia, le sirvan, dirijan al pueblo en la adoración y presenten a él sus ofrendas».
12 Enseguida los siguientes levitas pusieron manos a la obra:
del clan de Coat: Mahat, hijo de Amasai y Joel, hijo de Azarías;
del clan de Merari: Cis, hijo de Abdi y Azarías, hijo de Jehalelel;
del clan de Gersón: Joa, hijo de Zima y Edén, hijo de Joa;
13 de la familia de Elizafán: Simri y Jeiel;
de la familia de Asaf: Zacarías y Matanías;
14 de la familia de Hemán: Jehiel y Simei;
de la familia de Jedutún: Semaías y Uziel.
15 Estos hombres reunieron a sus hermanos levitas, y todos se purificaron. Luego empezaron a purificar el templo del Señor
, tal como el rey lo había ordenado. Se aseguraron de seguir todas las instrucciones del Señor
al hacer su trabajo.
16 Los sacerdotes entraron en el santuario del templo del Señor
para purificarlo y sacaron al atrio del templo todos los objetos contaminados que encontraron. De allí los levitas los llevaron al valle de Cedrón.
17 Comenzaron a trabajar a principios de la primavera, en el primer día del nuevo año,
y en ocho días habían llegado hasta la antesala del templo del Señor
. Luego purificaron el templo del Señor
, lo cual llevó ocho días más. Así que terminaron toda la tarea en dieciséis días.
18 Se vuelve a dedicar el templo
Luego los levitas se presentaron ante el rey Ezequías y le dieron el siguiente informe: «Hemos purificado todo el templo del Señor
, el altar de las ofrendas quemadas con todos sus utensilios y la mesa del pan de la Presencia con todos sus utensilios.
19 También recuperamos todos los objetos que había desechado el rey Acaz cuando, en su infidelidad, cerró el templo. Ahora están delante del altar del Señor
, purificados y listos para su uso».
20 Temprano a la mañana siguiente, el rey Ezequías reunió a los funcionarios de la ciudad y fue al templo del Señor
.
21 Llevaron siete toros, siete carneros y siete corderos como ofrenda quemada, junto con siete chivos como ofrenda por el pecado por el reino, por el templo y por Judá. El rey ordenó a los sacerdotes, descendientes de Aarón, que sacrificaran los animales en el altar del Señor
.
22 Así que después de matar los toros, los sacerdotes tomaron la sangre y la rociaron sobre el altar. A continuación mataron los carneros y rociaron la sangre sobre el altar y por último, hicieron lo mismo con los corderos.
23 Después, llevaron los chivos para la ofrenda por el pecado ante el rey y ante la asamblea, quienes pusieron sus manos sobre ellos.
24 Luego los sacerdotes mataron los chivos como ofrenda por el pecado y rociaron su sangre sobre el altar para hacer expiación por los pecados de todo Israel. El rey había ordenado expresamente que esta ofrenda quemada así como la ofrenda por el pecado se hicieran por todo Israel.
25 Luego el rey Ezequías ubicó a los levitas en el templo del Señor
provistos de címbalos, liras y arpas. Obedeció todos los mandatos que el Señor
le había dado al rey David por medio de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán.
26 Después los levitas tomaron sus posiciones alrededor del templo con los instrumentos de David, y los sacerdotes tomaron sus posiciones con las trompetas.
27 Entonces Ezequías ordenó que pusieran la ofrenda quemada sobre el altar. Mientras se presentaba la ofrenda quemada, comenzaron los cánticos de alabanza al Señor
, al son de las trompetas y de los demás instrumentos de David, rey anterior de Israel.
28 Toda la asamblea adoró al Señor
mientras los cantores entonaban los cánticos y las trompetas sonaban, hasta que se terminaron todas las ofrendas quemadas.
29 Luego el rey y todos los que estaban con él se inclinaron en adoración.
30 El rey Ezequías y los funcionarios ordenaron a los levitas que alabaran al Señor
con los salmos escritos por David y por el vidente Asaf. De modo que ofrecieron alegres alabanzas y se inclinaron en adoración.
31 Luego Ezequías exclamó: «Ahora que ustedes se han consagrado al Señor
, traigan sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias al templo del Señor
». Entonces la gente llevó sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los que tenían el corazón dispuesto llevaron también ofrendas quemadas.
32 El pueblo llevó al Señor
setenta toros, cien carneros y doscientos corderos para las ofrendas quemadas.
33 También llevaron seiscientas cabezas de ganado y tres mil ovejas y cabras como ofrendas sagradas.
34 Sin embargo, no había suficientes sacerdotes para preparar todas las ofrendas quemadas. Por eso sus parientes, los levitas, los ayudaron hasta terminar el trabajo, y hasta que se purificaran más sacerdotes, porque los levitas habían sido más cuidadosos en cuanto a purificarse que los sacerdotes.
35 Hubo abundancia de ofrendas quemadas, junto con las ofrendas líquidas habituales, y una gran cantidad de grasa de las muchas ofrendas de paz.
Así que se restituyó el servicio en el templo del Señor
.
36 Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había hecho por el pueblo, porque todo se había llevado a cabo con tanta rapidez.
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2 Crónicas 30

1 Preparativos para la Pascua
El rey Ezequías envió mensajes a todo Israel y Judá, y escribió cartas de invitación a la gente de Efraín y Manasés. Les pidió a todos que vinieran al templo del Señor
en Jerusalén para celebrar la Pascua del Señor
, Dios de Israel.
2 El rey, sus funcionarios y toda la comunidad de Jerusalén decidieron celebrar la Pascua un mes más tarde de lo habitual.
3 No pudieron celebrarla en el tiempo establecido porque no era posible purificar suficientes sacerdotes para esa fecha, y el pueblo todavía no se había reunido en Jerusalén.
4 Esta propuesta para celebrar la Pascua les pareció bien al rey y a todo el pueblo.
5 De modo que mandaron un edicto por todo Israel, desde Beerseba en el sur hasta Dan en el norte, para invitar a todos a reunirse en Jerusalén para celebrar la Pascua del Señor
, Dios de Israel. Hacía tiempo que el pueblo no la celebraba en forma masiva, como lo exigía la ley.
6 Por orden del rey se enviaron mensajeros por todo Israel y Judá con cartas que decían:
«Oh pueblo de Israel, vuélvanse al Señor
, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel,
para que él se vuelva a los pocos de nosotros que hemos sobrevivido la conquista de los reyes asirios.
7 No sean como sus antepasados y parientes que abandonaron al Señor
, Dios de sus antepasados, y se convirtieron en objeto de desdén, como ustedes mismos pueden ver.
8 No sean tercos como fueron ellos, sino sométanse al Señor
y vengan a su templo que él mismo separó como santo para siempre. Adoren al Señor
su Dios, para que su ira feroz se aleje de ustedes.
9 »Pues si ustedes se vuelven al Señor
, sus parientes y sus hijos serán tratados con compasión por sus captores, y podrán regresar a esta tierra. El Señor
su Dios es bondadoso y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, él no seguirá apartando su rostro de ustedes».
10 Celebración de la Pascua
Los mensajeros corrieron de ciudad en ciudad por todo Efraín y Manasés y hasta el territorio de Zabulón; pero la mayoría de la gente simplemente se reía de los mensajeros y se burlaba de ellos.
11 Sin embargo, algunos habitantes de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén.
12 Al mismo tiempo, la mano de Dios estaba sobre la gente en la tierra de Judá, y les dio un solo corazón para obedecer las órdenes del rey y de sus funcionarios, quienes seguían la palabra del Señor
.
13 Así que, una gran multitud se reunió en Jerusalén a mediados de la primavera
para celebrar el Festival de los Panes sin Levadura.
14 Pusieron manos a la obra y quitaron todos los altares paganos de Jerusalén. Sacaron todos los altares del incienso y los arrojaron al valle de Cedrón.
15 El día catorce del segundo mes, un mes más tarde de lo habitual,
el pueblo sacrificó el cordero de la Pascua. Eso avergonzó a los sacerdotes y a los levitas, de modo que se purificaron y llevaron ofrendas quemadas al templo del Señor
.
16 Después ocuparon sus lugares en el templo, tal como estaba establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios. Los levitas llevaron la sangre de los sacrificios a los sacerdotes, quienes la rociaron sobre el altar.
17 Como muchos del pueblo no se habían purificado, a fin de separarlos para el Señor
, los levitas tuvieron que matar por ellos el cordero de la Pascua.
18 La mayoría de los que habían venido de Efraín, Manasés, Isacar y Zabulón no se habían purificado. Sin embargo, se les permitió comer la cena de Pascua aunque estuviera en contra de las exigencias de la ley, porque Ezequías oró por ellos diciendo: «Que el Señor
, quien es bueno, perdone a los
19 que han decidido seguir al Señor
, Dios de sus antepasados, aunque no estén debidamente purificados para la ceremonia»;
20 y el Señor
escuchó la oración de Ezequías y sanó a la gente.
21 Entonces los israelitas que estaban presentes en Jerusalén celebraron con gran alegría el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días. Cada día los levitas y los sacerdotes cantaban al Señor
, al son de instrumentos resonantes.
22 Ezequías les dio ánimo a todos los levitas en cuanto a la habilidad que demostraban mientras servían al Señor
. La celebración continuó durante siete días y se sacrificaron ofrendas de paz, y la gente le dio gracias al Señor
, Dios de sus antepasados.
23 Toda la asamblea decidió continuar el festival otros siete días, de modo que celebraron con gran alegría una semana más.
24 El rey Ezequías le dio al pueblo mil toros y siete mil ovejas y cabras para las ofrendas, y los funcionarios donaron mil toros y diez mil ovejas y cabras. Mientras tanto, muchos otros sacerdotes se purificaron.
25 Toda la asamblea de Judá se alegró, incluidos los sacerdotes, los levitas, todos los que habían venido del territorio de Israel, los extranjeros que vinieron al festival y todos los que vivían en Judá.
26 Hubo gran alegría en la ciudad, porque en Jerusalén no se había presenciado una celebración como esta desde los días de Salomón, hijo del rey David.
27 Luego los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y Dios escuchó su oración desde su santa morada en el cielo.
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2 Crónicas 31

1 Reformas religiosas de Ezequías
Cuando terminó el festival, los israelitas que estuvieron presentes fueron a todas las ciudades de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés, destrozaron todas las columnas sagradas, derribaron los postes dedicados a la diosa Asera y quitaron los altares y los santuarios paganos. Después de esto, los israelitas regresaron a sus ciudades, cada uno a su hogar.
2 Luego Ezequías organizó a los sacerdotes y a los levitas en divisiones para que presentaran las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz y para que adoraran, dieran gracias y alabaran al Señor
en las puertas del templo.
3 El rey también contribuyó personalmente con animales para las ofrendas quemadas diarias de la mañana y de la tarde, para los festivales semanales de los días de descanso y para los festivales mensuales de luna nueva, como también para todos los demás festivales anuales establecidos en la ley del Señor
.
4 Además, exigió al pueblo de Jerusalén que llevara una parte de sus bienes a los sacerdotes y levitas, para que ellos pudieran dedicarse por completo a la ley del Señor
.
5 Cuando los israelitas escucharon estos requisitos respondieron con generosidad; dieron la primera porción de su grano, vino nuevo, aceite de oliva, miel y de todo lo que producían sus campos. Llevaron grandes cantidades, el diezmo de todo lo que habían producido.
6 La gente que se había mudado de Israel a Judá, y la gente de Judá, llevaron el diezmo de su ganado, de sus ovejas y de sus cabras, y el diezmo de las cosas que habían dedicado al Señor
su Dios, y las apilaron en grandes montones.
7 Empezaron a apilarlas a fines de la primavera y los montones siguieron creciendo hasta principios del otoño.
8 Cuando Ezequías y sus funcionarios fueron y vieron esos enormes montones, ¡le dieron gracias al Señor
y a su pueblo, Israel!
9 —¿De dónde vino todo esto? —preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas.
10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la familia de Sadoc, le contestó:
—Desde que la gente empezó a llevar sus ofrendas al templo del Señor
, hemos tenido suficiente para comer y mucho de sobra. El Señor
ha bendecido a su pueblo, y sobró todo esto.
11 Ezequías ordenó que se prepararan unos depósitos en el templo del Señor
. Cuando estuvieron listos,
12 la gente fielmente llevó todos los diezmos y las ofrendas al templo. Conanías, el levita, quedó encargado y su hermano Simei lo ayudaba.
13 Los supervisores bajo su mando fueron Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía. El rey Ezequías y Azarías, el funcionario principal en el templo de Dios, hicieron estos nombramientos.
14 Koré, hijo del levita Imna, portero de la puerta Oriental, quedó encargado de distribuir las ofrendas voluntarias entregadas a Dios, los regalos y las cosas que habían sido dedicadas al Señor
.
15 Sus fieles ayudantes eran Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías. Ellos distribuían los regalos entre las familias de los sacerdotes en sus ciudades según sus divisiones, repartiéndolos equitativamente entre ancianos y jóvenes por igual.
16 Distribuían los regalos a todos los varones de tres años o más, sin tomar en cuenta su lugar en los registros genealógicos. La distribución era para todos los que iban al templo del Señor
para cumplir con sus responsabilidades diarias según sus divisiones.
17 Distribuían los regalos a los sacerdotes que estaban anotados por sus familias en los registros genealógicos, y a los levitas de veinte años o más que estaban anotados según sus funciones y sus divisiones.
18 Las raciones de alimentos también se entregaban a las familias de todos los que estuvieran anotados en los registros genealógicos, incluidos los bebés, las esposas, los hijos y las hijas. Pues todos habían sido fieles purificándose a sí mismos.
19 En cuanto a los sacerdotes, los descendientes de Aarón, que vivían en las aldeas sin murallas alrededor de las ciudades, algunos hombres fueron designados por nombre para que distribuyeran raciones a todos los varones entre los sacerdotes y a todos los levitas anotados en los registros genealógicos.
20 De esta manera, el rey Ezequías manejó la distribución en todo Judá, haciendo lo agradable y bueno a los ojos del Señor
su Dios.
21 En todo lo que hizo para el servicio del templo de Dios y en sus esfuerzos por seguir las leyes y los mandatos de Dios, Ezequías buscó a su Dios de todo corazón; y como resultado, tuvo mucho éxito.
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2 Crónicas 32

1 Asiria invade a Judá
Después de que Ezequías llevó a cabo fielmente este trabajo, Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá. Sitió las ciudades fortificadas y dio órdenes a su ejército para que penetraran las murallas.
2 Cuando Ezequías se dio cuenta de que Senaquerib también pensaba atacar a Jerusalén,
3 consultó con sus funcionarios y consejeros militares, y decidieron bloquear los manantiales fuera de la ciudad.
4 Organizaron una gran cuadrilla de trabajadores para cegar los manantiales, como consecuencia se cortó el arroyo que corría por los campos, porque dijeron: «¿Por qué han de venir aquí los reyes de Asiria y encontrar abundancia de agua?».
5 Luego Ezequías se esforzó en reparar todas las secciones caídas de la muralla, erigió torres y construyó una segunda muralla exterior a la primera. También reforzó los terraplenes
en la Ciudad de David y fabricó grandes cantidades de armas y escudos.
6 Designó oficiales militares con mando sobre los habitantes y los reunió delante de él en la plaza junto a la puerta de la ciudad. Luego Ezequías les dio ánimo diciendo:
7 «¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni se desalienten por causa del rey de Asiria o de su poderoso ejército, ¡porque hay un poder mucho más grande de nuestro lado!
8 El rey podrá tener un gran ejército, pero no son más que hombres. ¡Con nosotros está el Señor
nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas por nosotros!». Las palabras de Ezequías alentaron en gran manera a la gente.
9 Senaquerib amenaza a Jerusalén
Mientras el rey Senaquerib de Asiria aún sitiaba a la ciudad de Laquis, envió a sus oficiales a Jerusalén con el siguiente mensaje para Ezequías y para toda la gente en la ciudad:
10 «Esto dice el rey Senaquerib de Asiria: “¿En qué confían ustedes que les hace pensar que podrán sobrevivir mi sitio de Jerusalén?
11 Ezequías ha dicho: ‘El Señor
nuestro Dios nos librará del rey de Asiria’. ¡Ezequías los está engañando y los está condenando a morir de hambre y de sed!
12 ¿Acaso no se dan cuenta de que fue el mismo Ezequías quien destruyó todos los santuarios y altares del Señor
? Él ordenó a Judá y a Jerusalén que se adorara sólo en el altar del templo y que se ofreciera sacrificios únicamente sobre él.
13 »¡De seguro ustedes se han dado cuenta de lo que yo y los otros reyes de Asiria antes de mí hemos hecho a todos los pueblos de la tierra! ¿Pudieron acaso los dioses de esas naciones librar a sus pueblos de mi poder?
14 ¿Cuál de sus dioses fue capaz de librar a su pueblo del poder destructor de mis antecesores? ¿Qué les hace pensar que su Dios puede librarlos de mí?
15 ¡No dejen que Ezequías los engañe! ¡No permitan que se burle así de ustedes! Lo vuelvo a repetir: ningún dios de ninguna nación o reino jamás ha sido capaz de librar a su pueblo de mí o de mis antepasados. ¡Mucho menos podrá su Dios librarlos a ustedes de mi poder!”».
16 Los oficiales de Senaquerib siguieron burlándose del Señor
Dios y de su siervo Ezequías, amontonando insulto sobre insulto.
17 El rey también envió cartas en las que menospreciaba al Señor
, Dios de Israel. Escribió: «Así como los dioses de todas las demás naciones fueron incapaces de librar a sus pueblos de mi poder, el Dios de Ezequías tampoco será capaz de librar a su pueblo».
18 Los oficiales asirios que entregaron las cartas gritaron esto en hebreo
a las personas que se habían juntado en la muralla de la ciudad, con el fin de atemorizarlas para que luego les fuera más fácil conquistar la ciudad.
19 Estos oficiales hablaban del Dios de Jerusalén como si fuera uno de los dioses paganos hechos por manos humanas.
20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo.
21 Entonces el Señor
envió a un ángel que destruyó al ejército asirio junto con todos sus comandantes y oficiales. Senaquerib se vio obligado a regresar a su propia tierra avergonzado; y cuando entró al templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí mismo a espada.
22 Así es como el Señor
libró a Ezequías y al pueblo de Jerusalén del rey Senaquerib de Asiria y de todos los demás que los amenazaban. Entonces hubo paz por todo el país.
23 A partir de entonces el rey Ezequías fue muy respetado entre las naciones vecinas, y llegaron a Jerusalén muchos obsequios para el Señor
junto con valiosos regalos para el rey Ezequías.
24 Enfermedad y recuperación de Ezequías
Por ese tiempo Ezequías se enfermó gravemente. Así que oró al Señor
, quien lo sanó y le dio una señal milagrosa;
25 pero Ezequías no respondió de manera adecuada a la bondad que le había sido mostrada y se volvió orgulloso. Por eso el enojo del Señor
vino contra él y contra Judá y Jerusalén.
26 Entonces Ezequías se humilló y se arrepintió de su soberbia, junto con el pueblo de Jerusalén. De modo que el enojo del Señor
no cayó sobre ellos durante la vida de Ezequías.
27 Ezequías era muy rico y altamente honrado. Construyó edificios especiales para guardar sus tesoros: plata, oro, piedras preciosas y especias, así como los escudos y otros objetos de valor.
28 También construyó muchos depósitos para su grano, vino nuevo y aceite de oliva; e hizo muchos establos para su ganado y corrales para sus rebaños de ovejas y cabras.
29 Construyó muchas ciudades y adquirió enormes rebaños y manadas, porque Dios le había dado grandes riquezas.
30 Bloqueó el manantial de la parte alta de Gihón y condujo el agua por un túnel hasta la parte occidental de la Ciudad de David. De modo que tuvo éxito en todo lo que hizo.
31 Sin embargo, cuando llegaron embajadores de Babilonia para preguntar por los sorprendentes acontecimientos que habían ocurrido en la tierra, Dios se apartó de Ezequías para ponerlo a prueba y ver lo que realmente había en su corazón.
32 Resumen del reinado de Ezequías
Los demás acontecimientos del reinado de Ezequías y sus actos de devoción están registrados en
que está incluida en
.
33 Cuando Ezequías murió, lo enterraron en la parte superior del cementerio de los reyes, y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén le rindieron honores en su muerte; y su hijo Manasés lo sucedió en el trono.
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